El escándalo del chalet de Pablo Iglesias e Irene Montero ha convertido a Podemos en una olla a presión. Este diario ha podido confirmar que la consulta a la militancia, que se llevará a cabo desde hoy y hasta el domingo, se hará sin autoridades de autentificación independientes. Será el partido quien gestione el proceso y recuente los votos. A las dudas sobre la neutralidad se suma el malestar interno. Aunque Íñigo Errejón se alineó con la pareja, el sector anticapitalista pidió que se anule la votación. Planea, además, la inquietud por la escasa legitimidad que supondría una baja participación y el golpe electoral que la polémica arrastre a medio plazo.

En lo inmediato, las dos autoridades externas que históricamente han auditado las consultas de Podemos, Agora Voting y Openkratio, aseguraron a este diario que no revisarán la votación sobre el chalet. Después de que Iglesias arrasase en Vistalegre 2, la dirección decidió no aceptar las exigencias presentadas por Openkratio para aumentar las garantías y evitar nuevos «fallos» como los que hubo en el cónclave. Desde entonces, esta asociación sin ánimo de lucro no ha revisado ningún proceso.

Ni la decisión de entrar a gobernar con el PSOE en Castilla-La Mancha, ni la posición del partido respecto al 1-O, ni el relevo de Albano Dante-Fachin como líder de Podem en Cataluña fueron auditadas por autoridades independientes. Podemos instaló el software, la herramienta electoral de Agora Voting, en su sede estatal (por eso su marca aparece en la cabina de votación virtual) pero son trabajadores del partido quienes controlan el proceso, validan votos y hacen el recuento.

Tanto Iglesias como su secretario de Organización, Pablo Echenique, defendieron ayer «los parámetros de seguridad» de la votación. No revelaron detalles de cómo va a asegurarse la neutralidad, pero aseguraron que este proceso va a hacerse con las mismas garantías que las primarias en las que Íñigo Errejón fue nombrado candidato a la Comunidad de Madrid para el 2019. Agora Voting confirmó a este diario que sí verificaron la votación del madrileño, pero no supervisarán la consulta del chalet.

En medio de la polémica, los anticapitalistas criticaron la votación y pidieron que no se haga. La portavoz en la Asamblea de Madrid, Lorena Ruiz-Huerta, pidió que se retire el plebiscito y se revise el código ético del partido. Podemos Andalucía también cuestionó la necesidad de una consulta y reclamó coherencia, en la línea del alcalde de Cádiz, José María González, Kichi. El líder de anticapitalistas, Miguel Urbán, lamentó que el escándalo se haya convertido en una «telenovela» y asegura que la consulta no es el camino. El líder en Asturias, Daniel Ripa, también opinó que la consulta es un error. Iglesias, visiblemente molesto, advirtió al asturiano y a la jefa en Andalucía, Teresa Rodríguez, que espera que si algún día se cuestiona su credibilidad «no se aferren al escaño».

El candidato a la Comunidad de Madrid, Iñigo Errejón, en cambio, intentó pasar de puntillas y confirmó que votará en contra de la dimisión. «Se han cruzado líneas rojas que no se deberían haber cruzado. Voy a estar donde me necesiten», afirmó.

Las votaciones comienzan a las cinco de esta tarde. 487.772 inscritos están llamados a votar. Aunque el oficialismo al completo está sumido en una intensa campaña en las redes sociales para arropar a Montero e Iglesias, nadie se atreve a calcular un portentaje de participación.

COMPARACIÓN «MISERABLE» / Ayer, tras apelar el líder morado a su intimidad, Soraya Sáenz de Santamaría le recordó el escrache frente a su casa en el 2013: «Si él reivindica el derecho a la intimidad de su familia, ¿qué pasa, que nuestros hijos y nuestras madres son de peor condición que la suya?». Iglesias contestó: «Al contrario que los escraches, que expresaban movimientos sociales que pedían a políticos que no llevaran a cabo desahucios, quien compara eso con amenazas fascistas es un miserable».