Tres semanas después de que EL PERIÓDICO adelantara que Barcelona en Comú se planteaba romper la alianza con el PSC el divorcio en el Ayuntamiento de la capital catalana se ha consumado. Trescientos votos han decidido el gobierno de la ciudad. Las bases de los 'comuns' han avalado por un estrecho margen poner fin al acuerdo por el aval de los socialistas catalanes a la aplicación del artículo 155 de la Constitución y a partir de ahora Ada Colau gobernará en minoría.

"La consulta se podría haber evitado si el PSC hubiese tenido otra reacción" al artículo 155, ha apuntado el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Gerardo Pisarello.

El 'sí' a la ruptura ha tenido 2.059 apoyos (54%) por 1.736 'noes' en una consulta en la que han participado 3.795 personas, un 40% del censo de Barcelona en Comú. Un resultado que demuestra la división en la formación y que se ha podido palpar también en las redes, donde varios miembros de los 'comuns' han aireado su malestar. "La participación democrática no puede ser excusa para evadir la responsabilidad de gobierno. Lo siento, Barcelona", ha criticado Raimundo Viejo, que dejó de ser concejal de Colau cuando fue elegido diputado en el Congreso.

Marc Bertomeu, miembro de la ejecutiva de Catalunya en Comú, ha considerado que era "un gol por la escuadra" que les había colado el procesismo. "Ni DUI, ni 155 pero siempre obedeciendo a los de la DUI", ha dicho reprochando que, en el juego de equilibrios, los 'comuns' tiendan a decantarse del lado independentista. Un reproche que hacen en privado otras voces del 'colauismo', que creen que esa consulta se podría haber evitado.

El pacto

En el pacto entre el PSC y los 'comuns', suscrito el 25 de mayo del 2016, se ponía por escrito que se dejaba aparte la cuestión nacional. Durante todo el proceso del 1-O se evidenciaron las divergencias existentes en este tema entre ambos socios, que no se ahorraron reproches. Mientras unos acusaban a los socialistas de colaboradores de la represión de Mariano Rajoy, estos echaban en cara a los 'colauistas' que podían ser cómplices de una eventual DUI de Carles Puigdemont. Pero para los 'comuns' el artículo 155 ha sido el punto de ruptura, que significa el colofón a la larga lista de pactos rotos municipales con el PSC por el 1-O o sus consecuencias.

Reacción del PSC

Si la cascada de alianzas locales rotas por ERC hacía exclamar a un importante alcalde socialistas que los republicanos ya se podían olvidar de proponer un tripartito con los 'comuns' y el PSC, la dinamitación del puente de Barcelona puede condicionar mucho las relaciones de futuro con el 'colauismo'. "Entre Barcelona y la independencia, Colau ha escogido la independencia. Entre la inestabilidad y la estabilidad, ha escogido inestabilidad. Entre un gobierno de izquierdas y doblarse a las exigencias de Xavier Trias y Alfred Bosch, ha escogido lo segundo", ha aseverado Miquel Iceta en referencia a los líderes municipales de convergentes y republicanos que, como la CUP, han alentado el divorcio.

"No podremos mirar como hacíamos hasta ahora a la gente de los 'comuns", ha advertido cara a los acuerdos de futuro el líder del PSC, que ha cargado las tintas especialmente contra Colau, a la que había exigido sin éxito que se mojara y dijera si quería o no seguir con el pacto."Se ha querido esconder y esconder su opinión, y dirá tal vez que la decisión la han tomado otros. Esto demuestra que puede ser la alcaldesa, pero no es la líder que Barcelona necesita". Colau le ha respondido en Twitter deseando que "ojalá el PSC abandone pronto los pactos con PP, Ciutadans y Unió y recupere alianzas de izquierdas". La alcaldesa, como también ha comentado Pisarello al anunciar los resultados de la consulta interna, ha explicado que a partir de ahora y en el año y medio que les queda de mandato explorarán la geometría variable en busca de acuerdos concretos.

La ruptura genera tres interrogantes de futuro. ¿Mejorará esta decisión las expectativas electorales de los 'comuns' cara al 21-D? ¿Dificulta los pactos entre 'comuns' y PSC tras las elecciones? ¿Cómo afectará a Barcelona?

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