En las últimas horas la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha adquirido un papel protagonista en el conflicto del 1-O. El jueves almorzó en Palau de la Generalitat con Carles Puigdemont para pactar el papel que jugaría el ayuntamiento en la votación, si llega a celebrarse. Más tarde estampó su firma en la carta de las autoridades catalanas a Mariano Rajoy y al Rey Felipe VI en favor de un referéndum acordado. Y el viernes, según ha sabido este diario, intentó conciliar posiciones entre el Govern y el Estado para evitar el definitivo choque de trenes, que ya está en marcha.

8.25 horas del viernes. Entrevistada en 'El Matí de Catalunya Ràdio', Colau defiende la relevancia política de la carta abierta a Rajoy enviada al 'Financial Times' con la firma de Puigdemont, el vicepresidente Oriol Junqueras, la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, y ella misma. "La carta plantea un diálogo sin condiciones; el Gobierno de España tiene que mover ficha". A media mañana, el delegado del Gobierno, Enric Millo, recibía en su móvil un mensaje de la propia alcaldesa en el que le pedía una reunión urgente. La cita se celebró la misma tarde del viernes en la sede de la Delegación del Gobierno, situada de la calle de Mallorca de Barcelona. Así lo han confirmado a EL PERIÓDICO ambos interlocutores.

Las consecuencias sociales

A partir de lo hablado la víspera con Puigdemont, Colau transmitió a Millo su preocupación por las consecuencias sociales que podrían tener las actuaciones judiciales y policiales que el Estado está desplegando para abortar el referéndum independentista. La alcaldesa reprochó al delegado la negativa del Ejecutivo a dialogar con la Generalitat, conducta que a su juicio ha agravado el conflicto. Pero Millo negó la mayor, e incluso le detalló algunas de las gestiones discretas que el gabinete de Rajoy ha realizado en los últimos meses ante la Generalitat para encauzar, sin éxito, esta grave crisis institucional.

Colau abogó ante Millo, como hizo la víspera ante Puigdemont, por hallar una "solución política" que evite la colisión institucional en curso. Solución que, en línea con lo planteado en público el propio 'president', podría pasar porque Rajoy se aviniese a negociar las condiciones de un futuro referéndum en Catalunya y, a cambio, la Generalitat suspendiese la convocatoria del 1-O. A juicio de la alcaldesa, la Generalitat no debería condicionar la apertura de esa mesa de diálogo a la celebración de un referéndum de autodeterminación, pero el Estado sí debería estar dispuesto a conversar con el soberanismo sobre el derecho a decidir de los catalanes.

Escéptico, Millo preguntó a Colau si Puigdemont estaría dispuesto a desconvocar unilateralmente la cita con las urnas del 1-O, para luego aceptar que ese eventual diálogo no esté supeditado al reconocimiento por parte del Estado del derecho a la autodeterminación de Catalunya. Solo de cumplirse ambos requisitos, vino a decir, habría una vía a explorar.

Interlocución con Puigdemont

La primera edil, que según fuentes de su entorno no pretende arrogarse el papel de mediadora, no pudo garantizar al delegado que los socios del Govern, el PDECat y Esquerra Republicana, estén dispuestos a aceptar esas condiciones, pero se comprometió a hablar con Puigdemont.

Este sábado por la tarde, Colau telefoneó al 'president' para mantenerle informado del contenido de la conversación que mantuvo el día anterior con Millo. A la hora de cerrar esta edición no constaba que Puigdemont hubiera despejado ante la alcaldesa ninguno de los dos interrogantes.