La capilla ardiente por el expresidente del Congreso Manuel Marín, al frente de este cargo entre 2004 y 2008 con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, quedará instalada este martes en la Cámara Baja. La capilla se abrirá en el Salón de Pasos Perdidos del Congreso de los Diputados desde las 14.00 hasta las 18.00 horas.

El político socialista, que formó parte del equipo que en los ochenta negoció la adhesión de España a las Comunidades Europeas, ha fallecido este lunes a los 68 años de edad "tras una larga enfermedad".

Hasta ahora, el Congreso ha acogido solo tres capillas ardientes, las de los expresidentes Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo-Sotelo, y la del 'padre de la Constitución' Gabriel Cisneros. De este modo, Marín será el primer presidente del Congreso velado en la Cámara Baja.

"UNA FIGURA ESENCIAL"

El Congreso de los Diputados ha lamentado este fallecimiento y ha destacado a Manuel Marín como "una figura esencial en la política española y europea". "Ha fallecido Manuel Marín, Presidente del Congreso en la VIII Legislatura. Nuestro más sentido pésame a sus familiares, amigos y a la familia socialista, y el reconocimiento a una figura esencial en la política española y europea. Descanse En Paz", es el mensaje publicado en la cuenta oficial del Congreso en Twitter.

También a través de Twitter, la presidenta del Congreso, Ana Pastor Julían, ha destacado de su predecesor que "fue un caballero de la política con enorme vocación europea" y "estupendo político y gran persona". La Cámara Baja acogerá este martes la capilla ardiente de su expresidente.

Marín, que fue diputado en el Congreso en la legislatura Constituyente de 1977, siendo reelegido en 1979 y 1982, volvió a ocupar un escaño en el año 2000 tras pasar más de un decenio ocupando diferentes responsabilidad en la Comisión Europea.

Tras las generales de 2004 que llevaron al Gobierno a José Luis Rodríguez Zapatero, Marín fue elegido presidente del Congreso. En la Cámara Baja destacó por impulsar proyectos de modernización tecnológica y trató de que actualizar el Reglamento de 1982, pero la fragilidad parlamentaria del PSOE y la polémica por el uso de las lenguas cooficiales dio al traste con el empeño.