El ministro de Exteriores, Josep Borrell, rehusó ayer argüir al pressing independentista sobre la fiscalía para que modifique las acusaciones por rebelión después del varapalo del tribunal alemán y se limitó a definir el diseño de las euroórdenes. «Es un instrumento para construir un espacio jurídico europeo, en el que el Gobierno español y el alemán no están para nada. Y esa es la gracia», proclamó, antes de censurar que los Ejecutivos «no pueden intervenir» y recordó que el ministerio fiscal no ha tenido «nada que ver» con la petición de extradición. «No tiremos la euroórden por la ventana», exclamó.

Tras la manifestación soberanista del sábado en las calles de Barcelona, Borrell reprochó que la «retórica» del president de la Generalitat, Quim Torra, sea la misma tras su encuentro en la Moncloa con el presidente del Ejecutivo central, Pedro Sánchez. «En la retórica [del Govern] no hay una gran diferencia, y contrasta con la manifiesta voluntad del Gobierno de abrir cauces de diálogo», espetó, poniendo en valor la «actitud» del presidente Sánchez.

ESFUERZO / Aún así, pidió un «esfuerzo» para entablar un diálogo «con empatía, simpatía y buena voluntad» y dejando de lado lo que lo entorpece. En una conferencia en la escuela de verano organizada por Sociedad Civil Catalana (SCC) en Barcelona, tendió la mano a los independentistas e insistió en que retomar las comisiones bilaterales figura en el Estatut. También quiso quitar mérito al hecho diciendo que «no es un invento genial» de Sánchez. «Reunámonos, escrutémoslos, veamos qué problemas tienen solución y cuáles tienen un problema de imaginación. Los problemas imaginarios no se pueden resolver», aseguró, sonriendo, en alusión a la independencia de Cataluña.

El ministro dio por «zanjado» el diálogo sobre el derecho a la autodeterminación entre los Ejecutivos porque cree que «las posiciones están muy claras» entre ambos. «El Gobierno ya se lo ha dicho bien claro, el presidente no va a dejar que se ejerza porque la Constitución claramente no lo permite», sentenció. «Y es que dialogar no significa aceptar», ha advirtió, y se escudó en que el derecho a la autodeterminación «no está amparado en el derecho internacional».

«Miren, estudien un poco de constitucionalismo, porque solo lo reconoce Etiopía y alguna isla del Caribe», apostilló. «No tienen superioridad moral y nosotros tenemos la obligación de expresar el pluralismo político», zanjó Borrell, quien fue muy aplaudido por los asistentes, entre los que estaba el también catalán y exministro del Partido Popular Josep Piqué.

El presidente de Sociedad Civil Catalana, José Rosiñol, consideró que el procés es «un absoluto fracaso institucional, político, social, y de la democracia» porque ha tratado de «imponer una visión decimonónica a una sociedad abierta e inclusiva».

Asimismo, Rosiñol también volvió a tender la mano a la ANC y Òmnium Cultural para fijar un encuentro futuro y poder así «rebajar la tensión social en Cataluña».