Rita Barberá solo se va a medias. Más de 24 horas después de que el Tribunal Supremo abriera una investigación penal contra ella por presunto blanqueo de capitales en su etapa como alcaldesa de Valencia, la senadora del PP ha comunicado que se da de baja como militante, tal como le ha pedido la dirección del PP, pero sin renunciar a su escaño en la Cámara alta. De esta manera, Barberá mantendrá su condición de aforada, pero pasará al grupo mixto.

La dirigente alega en el escrito que, si dejara su acta, tal como quería su partido, "podría entenderse como una asunción de culpabilidad", mientras que ella mantiene que es inocente, que "no existe" contra ella "ningún testimonio directo de incriminación" en el blanqueo y por ello ha aceptado la baja del PP, para poder "actuar en plena libertad sin estar sometida a disciplina alguna" en el ejercicio de su defensa. De hecho, mantiene que su situación procesal no goza de "ningún privilegio", pese a ser encausada por el Supremo y no por un tribunal ordinario, y se muestra dispuesta a declarar ante el Alto Tribunal "en el menor tiempo posible para el esclarecimiento definitivo de la inexistencia de ilícito alguno".

La renuncia de Barberá llega después de horas de dura negociación entre la dirección del PP, a través de Dolores de Cospedal y Fernando Martínez-Maíllo, y la exalcaldesa. Desde que el Supremo decidió el martes abrirle una investigación por el 'caso Taula', el PP ha presionado a la senadora para que renunciara a su acta voluntariamente y librase así al presidente en funciones de un lastre que le perjudica a la hora de intentar formar gobierno y complica al partido la campaña en las elecciones gallegas y vascas. La cúpula del PP buscaba además que Barberá diera el paso de motu propio, para evitar a Rajoy el mal trago de tener que apartar del partido a una de sus amigas, peso pesado durante años en el PP valenciano y una de sus máximas valedoras cuando en el 2008 estuvo en juego su liderazgo.

Pero la jugada no le ha salido perfecta al entorno de Rajoy, puesto que Barberá continuará sentada en el Senado y seguirá siendo aforada, lo que puede que siga perjudicando al presidente en el futuro inmediato.

LAS DECLARACIONES PÚBLICAS

Un goteo continuo de dirigentes, entre ellos Cospedal, invitaron en las últimas horas implícitamente a Barberá a hacer "lo mejor para el PP" y para "defender su inocencia". El candidato conservador a lehendakari, Alfonso Alonso, redobló esta mañana la presión al instarle a dar un paso atrás, ante la amenaza de una expulsión en menos de 24 horas.

Y es que el 'caso Barberá' ha provocado, más que otros, tensiones en las filas populares, dado que buena parte de la cúpula del PP considera que Rajoy debería haber apartado a la senadora mucho antes, cuando comenzaron las sospechas en torno al presunto blanqueo de dinero en el Ayuntamiento de Valencia, que se ha saldado con 47 imputaciones. El presidente y su entorno más cercano decidió, por contra, esperar a que el Supremo tomara una decisión sobre Barberá, dada su condición de aforada.