Baltasar Garzón, el juez que destapó la 'trama Gürtel', reaparece con un alegato para acabar con esta lacra en pleno clímax judicial. Su nuevo libro, 'La Indiganción Activa', no podía publicarse en un momento más idóneo.

-Ricardo Costa acaba de confesar que el PP se financiaba con "dinero negro".

-Esto marca un punto de inflexión importante. Es la primera vez que un alto responsable político toma la decisión valiente de exponer cuál era el sistema de financiación ilícita del PP. No estamos acostumbrados a que se arrepientan y pidan perdón.

-Mariano Rajoy minimizó la corrupción en sus filas y Rafael Hernando ha pedido "perdón".

-Están en la misma dinámica de siempre: tapar, negar y culpar a todos los demás. Cuando no tienen más remedio, incluso descalifican a quien confiesa. Su reflexión es: pedimos perdón, pero ellos eran los malos y el resto del partido está perfectamente limpio.

-La fiscalía espera al final del juicio para decidir si actúa contra Francisco Camps.

-Es absolutamente necesario abrir diligencias contra él para investigar qué sucedió. Hay que seguir limpiando para llegar a la cúspide.

-En su libro comenta que "la corrupción ha servido de catapulta al PP para ganar las elecciones".

-La corrupción opera como una especie de justificación. Estas pedidas de perdón condicionales, este despeje permanente de la suciedad hacia otros, contribuye a minimizar el impacto de la corrupción, y esta se expande a todas las capas de la sociedad hasta que se banaliza. Pero para mí en democracia no es admisible que se vote a los corruptos.

-El ministro Rafael Catalá mantiene que la corrupción se persigue como nunca. ¿Es cierto?

-El cinismo era una tendencia filosófica muy respetable ya en la época griega. Pero los aprendices de cínicos en el concepto moderno que desarrolla el ministro [de Justicia] no me merecen demasiado respeto.

-¿Cree que hay confianza en la justicia?

-Podría decir que sí, pero creo que mentiría. Mientras haya distintas varas de medir, según la posición de cada cual es perjuicioso. Si abandona su papel de árbitro y se refiere a posiciones políticas deja de ser confiable. El Poder Judicial y sus componentes tienen su ideología y desgraciadamente a veces consienten injerencias.

-¿Qué opina sobre el papel de los tribunales en el conflicto catalán?

-La activación de la vía judicial fue un error teniendo en cuenta cómo se desarrolló. Hubo mucha beligerancia de la fiscalía. Creo que no hay delito de sedición ni de rebelión, fue una interpretación jurídica errónea. En todo caso, de desordenes públicos, daños, resistencia a los agentes de la autoridad y malversación, si se prueba que hechos ilícitos se han financiado con dinero público.

-¿Cuestiona la encarcelación de Oriol Junqueras, Joaquim Forn y los Jordis?

-Sí. A día de hoy no creo que se cumpla ninguno de los requisitos que justifican la prisión preventiva: no hay riesgo de fuga porque se presentaron voluntariamente, no hay riesgo de alteración de pruebas porque no tienen capacidad de acceder a ellas, y con el 155 les cesaron de sus puestos. La reiteración delictiva es imposible. Lo que se dice es que se presume de que van a seguir siendo independentistas y eso no es delito.

-¿Por qué cree que siguen en prisión?

-Creo que están interpretando los preceptos de forma errónea y no querría imaginar que se mueven por otros intereses. No me consta, ni lo puedo afirmar, pero lo cierto es que dilatan la prisión provisional. Privar de libertad a alguien es muy grave y no puede ser anticipo de pena.

-¿Usted hubiese levantado la euroorden contra Carles Puigdemont?

-No se tendría que haber levantado nunca. Y no entiendo por qué no se activó en Dinamarca. El mensaje del Supremo a los órganos judiciales es que se pueden retirar euroórdenes y es evidente que no.

-¿Cómo se resuelve la encrucijada?

-Hay que dialogar y pactar. Con estas tensiones pueden venir escenarios de violencia, de mayor o menor grado. Ya ha habido algunas acciones, que pueden quedarse ahí o evolucionar, y la represión del Estado también puede exacerbar la situación. O rebajamos la tensión o no sabemos qué va a ocurrir.

-¿Se considera un juez que ha sido perseguido por la propia justicia?

-Hubo una persecución evidente, principalmente por la 'Gürtel'. Se escudriñó mi vida para encontrar nada. Y todavía se sigue diciendo que eso estaba amparado por el Supremo, cuando no lo estaba y no fue legal. Pueden intentar doblegarte, pero conmigo no lo consiguieron. El juez que se deja coaccionar es porque quiere.

-¿Volverá a ejercer como juez?

-Cuando se extinga mi pena pediré el reingreso. Mi inhabilitación no se debería de agravar como una especie de muerte civil. Soy un luchador nato, tengo que batallar.