Dos de los cocineros más prestigiosos de España pasaron ayer por la Audiencia Nacional. La fiscalía mantuvo ayer la imputación por un delito de colaboración con banda armada y allegamiento de fondos contra Juan Mari Arzak y Pedro Subijana tras declarar ambos. Los restauradores eludieron confirmar si pagaron a ETA, como les acusa el etarra José Luis Beotegi, detenido en la operación policial que descabezó a la banda.

Los cocineros llegaron a la cita en un taxi con 15 minutos de adelanto. Y ése fue el tiempo que cada uno de ellos estuvo declarando ante el magistrado Fernando Andreu. El juez les había citado para que se explicaran después de que Beotegi les acusara de haber pagado a ETA 36.000 euros (6 millones de pesetas) y de comprometerse a pagar otros 36.000 euros en plazos anuales.

El etarra declaró que les entregó la carta de extorsión, en la que ETA les exigía el pago de 72.000 euros a cada uno, y que se encargó de recogerles el dinero. Los dos extorsionados, según la misma versión, lograron una rebaja, ya que la mujer de Arzak es familiar de Beotegi. El etarra explicó que también habían pagado los cocineros Karlos Arguiñano y Martín Berasategi.

NO CONTESTAN Arzak y Subijana no quisieron pronunciarse sobre esas acusaciones y se limitaron a agradecer las muestras de apoyo recibidas. Subijana actuó como portavoz a su salida de la Audiencia. Ante los periodistas defendió su trabajo y el de sus compañeros y pidió respeto.

En declaraciones a este diario, Subijana reconoció que se sentía más tranquilo tras su declaración: "Era un trauma. No estamos acostumbrados a salir en los telediarios y estábamos asustados". Además, comentó que el juez y la fiscal les habían tratado con mucha "sutileza". Pero no pudo concretar su situación judicial. "Sólo sé que cuando nos hemos ido nos han dicho adiós".

El restaurador se negó a desvelar el contenido de su declaración. "Nos hemos quejado de las filtraciones y no vamos a entrar en ese juego", apostilló. Sólo reconoció que la comparecencia había sido como "una especie de túnel en el tiempo".

Los dos restauradores se han negado en público a reconocer si pagaron o no a ETA. Fuentes jurídicas consideraron que es posible que los dos cocineros hayan sido aconsejados por sus abogados en ese sentido y con el siguiente argumento: En estos momentos, la organización terrorista está en una de sus peores crisis, ha perdido sus archivos, así que no tendría sentido reconocer que no han pagado --en el caso de que sea así--, ya que ETA podría volver a exigirles el pago del impuesto revolucionario .

Además, esas fuentes señalaron que el juez Andreu esperará a oír a Arguiñano y Berasategi, que comparecerán como testigos esta semana o la que viene, antes de decidir si mantiene o no el proceso contra Arzak y Subijana.

Arguiñano y Berasategi han negado de forma explícita haber pagado a la banda después de que Beotegi declarara que también les entregó sendas cartas de ETA en las que les exigía 72.000 euros a cada uno.

No obstante, es probable que Andreu no decida si mantiene o no el caso, y que lo remita a Baltasar Garzón, ya que éste tramita una instrucción contra una red de extorsión de ETA descubierta en el 2002 en Francia.

PROBABLE ARCHIVO En cualquier caso, las fuentes consultadas se decantan por el archivo de este proceso y recuerdan que la Audiencia Nacional aplica la eximente de miedo insuperable a las personas que pagan a la banda terrorista cuando lo han hecho para salvar sus vidas.