No hay respuestas en Podemos. Tras el batacazo electoral del 26-J, la ejecutiva del partido se ha reunido este lunes y, puertas afuera, cero autocrítica. Solo desconcierto, comunican que no saben qué ha fallado. Aseguran que necesitan tiempo para hacer un “análisis científico” más allá de las opiniones, así que van a encargar un estudio demoscópico y a abrir un periodo de reflexión para averiguar qué errores han cometido.

El debate, sin embargo, ya está en ebullición. Cuando los miembros de la dirección han llegado por la mañana a la reunión hervía en sus redes el texto provocador del fundador Juan Carlos Monedero, en el que señala a la estrategia de campaña como responsable y asegura que la coalición con IU no les ha perjudicado. La disputa está abierta. El sector reticente a esa alianza con Alberto Garzón opina lo contrario, que la mutación identitaria para dar cabida a la vieja izquierda ha sido nefasta.

A diferencia del 21-D, esta vez Pablo Iglesias no ha comparecido. Lo ha hecho el secretario de Organización, Pablo Echenique, en una rueda de prensa con preguntas limitadas porque tenía programado un viaje. El portavoz ha admitido que se habían planteado en la reunión distintas opiniones, pero no ha entrado en detalle. Ni quién ha señalado la campaña como responsable, ni quién ha apuntado la coalición, ni si se han dado explicaciones al consejo ciudadano estatal, y ha tratado de navegar en las ambigüedades.

“Se han vertido en la ejecutiva muchas opiniones, una cosa y la contraria”, se ha limitado a confirmar. Ha defendido que la alianza va más allá del rédito electoral que pueda tener y sobre la campaña se ha limitado a expresar que fue “consensuada” y no una decisión unilateral de su director Íñigo Errejón. También ha ratificado que “nadie ha hablado de ningún tipo de cambio en la ejecutiva”, en referencia a posibles dimisiones por el estrepitoso fracaso que deja a Unidos Podemos con 1,2 millones de votos menos que el 20-D y el mismo número de escaños, 71.

GOBERNABILIDAD

Más allá del delicado debate interno que se abre con un resultado electoral deficiente, Unidos Podemos ratifica que su posición respecto a las negociaciones de gobernabilidad no cambia tras el 26-J. “Tenemos la mano tendida a un gobierno progresista”, ha dicho Iglesias asaltado por una cámara de televisión cuando salía de la ejecutiva. Echenique ha confirmado que ese es el rumbo.

Están dispuestos a un pacto con el PSOE pero no aceptarán un acuerdo a tres, con Ciudadanos, como ya intentara Pedro Sánchez en la anterior legislatura. Esperanzas, tienen más bien pocas. Iglesias envió anoche un mensaje al líder socialista. “A ver si hablamos”, le escribió, pero a primera hora de la tarde de este lunes seguía esperando respuesta. Y los morados creen que Sánchez acabará por facilitar un gobierno del PP.

Es más, Echenique ha responsabilizado al PSOE de alimentar los votos al PP con ataques constantes a Pablo Iglesias durante toda la campaña. Ha mencionado las críticas subidas de tono de Sánchez y de Susana Díaz y ha considerado que esta estrategia de confrontación ha favorecido a Mariano Rajoy. “No se nos puede achacar a nosotros el aumento del voto al PP”, ha zanjado.