La ilusión se transmite en las últimas llamadas de los alumnos a sus compañeros para que aprovechen el último día del Mercadillo Solidario del IES Averroes y realicen una compra. Desde el 20 de enero al 19 de febrero, el tiempo de recreo de algunos estudiantes ha estado dedicado a recoger recursos para ayudar a quienes más lo necesitan, fuera y dentro del instituto.

Esta es solo una de las actividades que llevan a cabo desde la Asociación de Alumnos Solidarios del Averroes Soave , que surgió hace seis años, arropada por el Departamento de Convivencia, pero a iniciativa de los propios estudiantes, primero para apoyar la labor de los alumnos ayudantes, después para intentar paliar la situación precaria a la que ha llevado la crisis a muchas de las familias que forman parte de la comunidad escolar.

Y es que, cada vez más son más las iniciativas que surgen en colegios e institutos que demuestran que la escuela no acaba en las cuatro paredes que la limitan, sino que tiene su extensión en el entorno y este es el caso de esta Asociación. Desde la misma, explica la jefa del Departamento de Conviviencia, Lourdes Baena, los chavales trabajan de forma altruista desde la recopilación y organización de material escolar, hasta ropa, pasando por alimentos. Porque, de manera discreta estos recursos se transfieren tanto a los alumnos del centro, como a familias del barrio e incluso colaboran con el comedor social Rey Heredia.

Baena destaca el esfuerzo y dedicación de estos 37 estudiantes, unas actitudes que cada año son reconocidas en un acto en el que también se premia la labor del alumnado ayudante, y que tuvo lugar el pasado 18 de febrero. De este modo, gracias a actividades como el mercadillo o el festival solidario consiguen reunir los recursos suficientes para hacer frente a esta labor humanitaria.

"Además de la solidaridad, desarrollan capacidades como la organización de los recursos o la priorización de necesidades", apunta Baena, ya que son los propios alumnos quienes se encargan de organizar el ropero o distribuir los desayunos a los compañeros que no pueden llevar nada al centro para tomar a media mañana.

Su participación no repercute solo en sus compañeros, sino en ellos mismos, pues, como explica la profesora, muchos que eran absentistas han comenzado a venir a clase, al sentirse más integrados, y a mejorar su rendimiento, algo que también ha ocurrido con las familias, que se sienten más cercanas al centro.