La oxidación es un proceso mediante el cual átomos o moléculas transfieren electrones a otros átomos o moléculas, proceso que va asociado con la liberación de energía. La respiración es un proceso oxidativo en el cual la glucosa y los ácidos grasos consumen oxígeno y producen ATP (adenosín--trifosfato) y energía. Pero, este proceso no es perfecto y se producen también otras moléculas, entre ellas los llamados radicales libres (p.ej. anión superóxido; radical peróxido; radical hidróxilo, etc.). Estas sustancias son átomos o moléculas que poseen en sus orbitales uno o más electrones desapareados, siendo ésta una situación químicamente muy inestable ya que el electrón solitario busca una pareja para completar el orbital, por lo que estos átomos o moléculas sustraen un electrón a cualquier molécula vecina, oxida a esta molécula, alterando su estructura, dañándola y convirtiéndola a su vez en otro radical libre, generando así una reacción en cadena. La producción en el organismo de este tipo de sustancias también puede ser inducida por la exposición a radiaciones ionizantes, rayos ultravioletas, contaminación ambiental, etc.

El organismo se provee de defensas contra la acción dañina de los radicales libres mediante sistemas antioxidantes, de forma que radicales libres y antioxidantes se equilibren y se minimice el daño. Cuando el equilibrio entre radicales libres y antioxidantes se pierde en favor de los primeros, por mala nutrición, enfermedad u otras causas, se produce el llamado estrés oxidativo, al cual se asocia el desarrollo de numerosas enfermedades, como cáncer, arterioesclerosis, procesos inflamatorios, cataratas, enfermedad de Parkinson, etc., y además, el proceso biológico del envejecimiento se acelera en relación directa con el estrés oxidativo.

Los antioxidantes son sustancias que detienen la formación de radicales libres y neutralizan los ya existentes. Estos pueden ser sustancias propias del organismo (enzimas antioxidantes) o pueden ser sustancias que vienen con los alimentos; los primeros evitan la formación de radicales libres a partir de otras moléculas, como en el caso de peróxido de hidrógeno que convierte los radicales libres existentes en moléculas menos perjudiciales, antes de que puedan reaccionar y dañar otras moléculas vecinas. Los antioxidantes no enzimáticos son distintos compuestos que atrapan o neutralizan radicales libres, cediéndoles un electrón con lo cual los desactivan y neutralizan el proceso en cadena a través de las cuales se propaga el daño que estos producen. Estos antioxidantes no se transforman en radicales libres dada la gran movilidad de sus electrones, o si lo hacen, son de baja reactividad.

Los antioxidantes ingresan en nuestro organismo a través de los alimentos. La vitamina E ((-tocoferol) proviene principalmente de los aceites vegetales y es la principal vitamina antioxidante transportada en el torrente sanguíneo por la fase lipídica de las partículas lipoproteicas. La vitamina C (ácido ascórbico) es un antioxidante soluble en agua que se encuentra en muchas frutas y hortalizas. Betacaroteno, pigmentos amarillos o rojos que se encuentran distribuidos en las plantas. Polifenoles, son un grupo importante de compuestos presentes en la naturaleza, provienen de frutas y verduras y de bebidas como té y vino.