Pilar Muñoz es una profesora de enseñanza secundaria contagiada por el apasionante mundo de la poesía. Imparte clase en el instituto Antonio Gala de Palma del Río, aunque durante el recién comenzado curso es profesora de forma provisional en el IES Góngora. Pertenece al colectivo Nueva Poesía y es miembro de la Unión Nacional de Escritores. En Almanaque Celeste, su libro de poemas, ofrece una poesía llena de matices y con una expresión muy cuidada.

- ¿Qué posibilidades pedagógicas tiene la poesía?

- La poesía, al igual que otras expresiones artísticas, es una herramienta que sirve para impulsar la creatividad en los niños, adolescentes y adultos. Permite encauzar los sentimientos, dándoles forma a través del juego con las palabras y los significados que nos ofrece el lenguaje. Por eso los alumnos que leen y escriben poesía se enriquecen de la perspectiva que les ofrece este género literario sobre los distintos temas, al tiempo que aprenden una nueva vía de expresión.

- ¿Es posible desarrollar valores humanos a través de la lectura?

- Sí, por supuesto. De hecho considero que la lectura es un medio esencial para la introducción y tratamiento de dichos valores. Así, por ejemplo, en los centros educativos, desde cada una de las asignaturas se hace un gran esfuerzo por inculcar la importancia de la lectura como fuente de enriquecimiento personal, toma de conciencia y transmisión de valores.

-Gabriel Celaya decía que la poesía es un arma cargada de futuro, ¿están los jóvenes involucrados en este género como para poder augurar un buen futuro a la poesía?

-A primera vista parece que la poesía no sea el instrumento estrella para sus manifestaciones juveniles. Quizá acudan antes a una canción de rap o un graffiti. Sin embargo, consciente o inconscientemente, en muchos de esos graffitis o letras inventadas para canciones hay una gran carga poética. También hay jóvenes que se interesan por los versos, escriben y participan en certámenes literarios. Tan solo hay que ponerlos en contacto con la poesía, presentársela e ir abonando el camino para preservar su futuro.

-¿Qué encontramos en su poemario ‘Almanaque Celeste’? ¿De qué manera lo aplica a la educación?

-Mi poemario es de carácter intimista y en él proyecto sobre el lienzo del papel temas como el amor, el perdón o la esperanza. En el contexto del aula, un poemario sirve para inocular el gusto por la lectura, enriquecer el vocabulario y las formas de expresión e impregnar de esencia humanística un mundo tan necesitado de valores humanos.

-¿Cuáles son sus fuentes de inspiración cuando escribe?

-Siempre me he inspirado en los clásicos, desde los poetas de la generación del 27 como Juan Ramón Jiménez o García Lorca, hasta José Ángel Valente. En este momento me gustaría citar especialmente a Alejandro López Andrada, prologuista de Almanaque Celeste, quien hace unos días ha sido galardonado con el premio Jaén de novela.

-La educación ha sufrido constantes cambios, ¿cree usted que los poetas tienen que hablar o tienen que callarse?

-Sí, es cierto. Y además no creo que estos últimos cambios sirvan de manera sustancial y positiva para mejorarla. Para mi la educación, es decir, la habilitación del ser humano para una existencia libre, responsable y con plena consciencia es y debe ser mimada y fomentada para beneficio de todos por igual. Por este motivo entiendo que los poetas, al igual que el resto de los ciudadanos, sensibles al sufrimiento de la sociedad, pueden y deben manifestarse a través de sus versos contra todo lo que amenace al bienestar, el crecimiento y la formación del individuo.

-Usted, como profesora, ¿comparte esa idea de Borges en la que afirma que la poesía no se puede enseñar, sino que debe ser contagiada?

-No solo la comparto sino que además yo soy un ejemplo de haber sido contagiada. En mi caso fue un profesor de lengua castellana y literatura quien, en aquellos tiempos de segundo de BUP, nos presentó la poesía, nos hizo entenderla y amarla. Una vez comenzada esta cadena de contagio solo hay que permitir que el virus poético fluya en libertad y germine en versos.