Las aulas cordobesas acogen este curso a alrededor de 1.350 estudiantes que presentan altas capacidades educativas, una cifra que se ha ido incrementando notablemente desde la puesta en marcha en el año 2011 del protocolo prescriptivo que se enmarca dentro del Plan de actuación para la atención educativa al alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo por presentar altas capacidades intelectuales.

Según explica Manuel Casado, orientador especialista de altas capacidades en el equipo de orientación educativa especializado de Córdoba, el alumnado con altas capacidades intelectuales se caracteriza por presentar diferentes perfiles aptitudinales, tales como sobredotación intelectual, talentos simples y talentos complejos. Estos estudiantes poseen un gran potencial en el aprendizaje, destacando con respecto a su grupo de edad en todas o en algunas de las capacidades cognitivas, motrices, lingüísticas, afectivas y sociales propias del ser humano. «Existen diversos mitos y falsas creencias en torno a lo que es o no el alumnado con altas capacidades intelectuales. No todo el alumnado con altas capacidades intelectuales encaja en el perfil de estudiantes brillantes y con éxito académico, presentando en ocasiones necesidades específicas de apoyo educativo y que desde los centros educativos hay que atender», afirma Casado. Por ello es necesaria la detección e identificación de este alumnado, que se lleva a cabo por medio de un protocolo con dos momentos determinados -al término de la Educación Infantil y al finalizar la Educación Primaria- que se lleva a cabo en diferentes fases. En primer lugar, se realiza la cumplimentación de unos cuestionarios por parte de los tutores y las familias de todo el alumnado. Tras superar una puntuación establecida como mínima, los alumnos seleccionados pasan a una fase de cribaje. Superada la anterior, se procede a la valoración psicopedagógica por parte de los profesionales de la orientación de los centros educativos. Dicha valoración concluye en un informe en el que se establece si dicho alumno presenta o no necesidades específicas de apoyo educativo y si las mismas están asociadas a unas altas capacidades intelectuales. Asimismo, en este informe se establece la respuesta educativa más idónea así como los recursos educativos necesarios para atender dichas necesidades educativas.

Tras la identificación, son los centros escolares los encargados de planificar y desarrollar diversas necesidades educativas con el objetivo de promover la equidad entre sus estudiantes. Las diversas respuestas se diferencian en función del grado de significatividad y del número de alumnado identificado. Así, las medidas de carácter general contemplan la adecuación de la metodología promoviendo el trabajo cooperativo, el trabajo por proyectos y las actividades de carácter interdisciplinar, entre otras.

Por su parte, el segundo bloque de medidas son de carácter específico, de las que forman parte los programas de enriquecimiento curricular, las adaptaciones curriculares y los programas específicos. Por último, las medidas de carácter excepcional se circunscriben a la flexibilización de la duración del periodo de escolarización obligatoria y postobligatoria.