Aunque la celebración del Día Escolar Por la Paz y la No Violencia hace visible valores como la tolerancia, el diálogo o la solidaridad, estos se trabajan día a día en la escuela y hay centros que dedican una especial atención a los mismos. Se trata de aquellos que forman parte de la Red Andaluza Espacio de Paz, 216 en Córdoba, dentro de los cuales, existe un grupo que destaca por sus buenas prácticas en este sentido, lo que les hace merecedores de la distinción como Centro Promotor de Convivencia Positiva (Convivencia+), un número que en la provincia se eleva a 54.

Según explica Rafi Cañas, miembro del Gabinete de Convivencia de la Delegación Territorial de Educación de Córdoba, existe un Plan de Convivencia que es obligatorio en cada centro y en el que se especifican acciones que ayudan a mantener las buenas relaciones entre alumnos y profesores. Por otro lado, están los centros que voluntariamente se suscriben a la Red Andaluza de Espacio de Paz, un hecho que conlleva la realización de acciones más concretas como las tutorías compartidas o las figuras del alumnado ayudante, con el fin de mejorar las relaciones sociales en el centro.

CENTROS NO CONFLICTIVOS

Al contrario de lo que pueda pensarse y como señala su compañero José María Martín, los colegios o institutos que se adscriben a la Red no son centros conflictivos, sino centros convencionales que buscan en la mejora de la convivencia un mejor clima que repercuta en el buen funcionamiento de los centros y en el mejor rendimiento de los alumnos. Y es que, según Martín, ya hay estudios comparativos de centros que forman parte de esta iniciativa con otros que no lo están y que arrojan que los resultados académicos son mucho mejores en los primeros, y más buenos aún en los centros promotores de Convivencia+.

En este último caso, los colegios son evaluados por tres vías, la de los centros de profesorado, la de la Inspección educativa y el propio Gabinete de Convivencia. Cada uno les otorga unos puntos determinados y la suma total determinará si puede o no recibir esta distinción, que va acompañada de una compensación económica.

A nivel general, no existen unas pautas en las actividades a realizar para fomentar estos valores, y es cada uno de los centros el que decide cuáles poner en marcha según su propia idiosincrasia y objetivos. A pesar de esto, Cañas destaca que suelen ser las relacionadas con las prácticas deportivas o la creatividad y trabajos manuales las que mejor aceptación encuentran entre los alumnos. En este sentido, el abanico es grande y puede ir desde un taller de reparación de bicicletas, al huerto escolar, pasando por talleres de reciclaje, habilidades sociales o inteligencia emocional. Aquí, Martín resalta que normalmente, además de los centros, en ellas también se implican las familias, asociaciones del barrio u Ongs que colaboran en el desarrollo de las mismas.

Desde que se creó la Red Espacio de Paz, hace diez años, se ha incrementado el número de centros que forman parte de ella, aunque el objetivo no ha cambiado y tiene una doble vía, como refleja Cañas. "Por una parte se educa en valores para que esos niños puedan trasladarlos a la sociedad, por otra, se quiere conseguir la mejora de los resultados académicos de quienes participan en el programa".