Unos 30.000 cordobeses han recibido alimentos para celebrar la cena de Nochebuena, y serán atendidos en sus necesidades básicas en estas fechas festivas. El número, aun siendo escandaloso en una sociedad avanzada, es muy inferior al de los años de mayor crudeza de la crisis, cuando se llegó a atender hasta a 56.000 personas en la provincia. Banco de Alimentos y sus 253 entidades colaboradoras, Cruz Roja y la red solidaria de Cáritas Diocesana, con el esfuerzo de los voluntarios, son las principales entidades -hay muchas más- que detectan estas carencias y contribuyen a paliarlas, colaborando entre sí para hacer más efectiva su labor. Una labor que es permanente, pues miles de familias precisan ayuda durante todo el año. Cubrir necesidades básicas estos días de una gran importancia simbólica para la sociedad y, al tiempo, de consumo desbocado, lleva a dos reflexiones. Por una parte, a subrayar la calidad humana, la concienciación y la solidaridad de los miles de voluntarios que participan, no solo en las entidades citadas, sino en cofradías, peñas, asociaciones... Y el apoyo de empresas privadas que colaboran aportando cestas, costeando cenas o con iniciativas para niños y ancianos. Por otra, constatar las enormes deficiencias en el Estado del bienestar, el riesgo de exclusión social y la injusta falta de oportunidades para tantas personas. Una vez más, resulta inquietante que la caridad deba cubrir derechos básicos.