Janet Yellen parece tener los días contados al frente de la Reserva Federal. Sus cuatro años de mandato acaban en febrero y, aunque desde el final de la Segunda Guerra Mundial todos sus predecesores han renovado el cargo al menos una vez, todo apunta a que Donald Trump pretende prescindir de sus servicios. Según la prensa norteamericana, el presidente ya habría escogido a su reemplazo.

El favorito es Jerome Powell, un jurista de formación, que ha basculado entre Wall Street y el sector público a lo largo de su carrera, y que forma parte de la Junta de Gobernadores de la Fed desde el 2012. De confirmarse su nombramiento, representaría una apuesta por la continuidad porque Powell ha apoyado sin fisuras a Yellen en los últimos años, tanto sus medidas de estímulo como la subida gradual de los tipos de interés para normalizar la política monetaria.

El entuerto podría resolverse mañana mismo, cuando se espera que Trump anuncie su decisión. Como suele ser ya habitual cuando se trata de designar a un cargo importante, el antiguo presentador de realities televisivos lleva meses jugando al suspense y cultivando una suerte de clímax. En julio anunció que estaba barajando varios nombres para reemplazar a Yellen, y la Casa Blanca hizo públicos después los nombres de cinco candidatos, antes de que Trump volviera a reducir las quinielas a solo dos: Powell y el economista de Stanford John Taylor, la apuesta de los sectores más conservadores. «Tengo a alguien específico en mente», dijo el presidente la semana pasada en un vídeo colgado en las redes sociales. «Es una persona que espero que haga un trabajo fantástico».

Esa misma semana Trump convirtió el relevo en una especie de espectáculo del circo romano. El martes, durante una reunión con senadores, les pidió que votaran a mano alzada entre Powell y Taylor. Y un día después le preguntó su opinión en directo al comentarista de Fox Business Lou Dobbs. Dobbs apostó por renovar a Yellen, la economista judía y demócrata de Yale a la que Trump criticó abiertamente durante la campaña por mantener los tipos demasiado bajos, pero con la que luego se congració al ver que el crecimiento repuntaba y las bolsas prolongaban una de las épocas más boyantes de su historia. Con ella también se ha recuperado el pleno empleo, uno de los dos componentes del mandato dual del banco central estadounidense, junto a la estabilidad de los precios.

Los candidatos

«Ha hecho un trabajo impresionante. Me gusta mucho. Quiero decir, es una de las personas en las que estoy pensando», dijo Trump en el programa de la Fox. No obstante, sugirió que se dispone a cambiar de rumbo. «A cualquiera le gusta dejar su huella». Taylor y Powell son dos apuestas muy diferentes. Al primero, que ha sido uno de los críticos más notorios de la Fed en los últimos años, se le considera un halcón, partidario de supeditar la política monetaria a unas reglas más o menos fijas. Taylor es partidario de acelerar el repliegue de los estímulos y normalizar los tipos, a pesar de que la inflación está todavía por debajo del 2% deseado.

Powell, en cambio, se ha distinguido por ser un jugador de equipo. Desde que se le nominó para ocupar una de las siete plazas de la Junta de Gobernadores de la Fed, siempre ha votado junto a la mayoría. Como Yellen, es partidario de subir los tipos lentamente, evitando asfixiar al crecimiento. La gran diferencia entre ambos es que Powell es más proclive a la desregulación bancaria, uno de los grandes objetivos de la Administración Trump.