En Alemania el sistema de pensiones público se basa en un modelo redistributivo, en el que la clase trabajadora paga con sus impuestos el mantenimiento de los ya jubilados. La primera potencia económica de Europa alimenta uno de los pilares de su Estado del bienestar compensando a los pensionistas con hasta dos tercios del que era su sueldo habitual. Pero no todo es de color rosa.

Para financiar el sistema de pensiones público Alemania cuenta con unos altos impuestos. A pesar de que hasta ahora ese modelo ha funcionado el progresivo envejecimiento de la población alemana se presenta como un futuro reto para mantenerlo a flote. Si hay más jubilados que jóvenes trabajando, ¿cómo se sustentará esa estructura pública? En el 2013, el número de ciudadanos inactivos de más de 65 años era del 41%. Para el 2030 se prevé que la cifra se dispare hasta el 57%.

Otro gran problema que afronta Alemania es la brecha dedesigualdad que impulsa su sistema. Los niveles de pensión están vinculados directamente al sueldo que tenía el jubilado, lo que hace que los ciudadanos que durante su vida hayan tenido un salario bajo y por lo tanto hayan contribuido menos a las arcas públicas se enfrenten a muchas más dificultades para subsistir cuando llegue su jubilación. Al no seguir el modelo de países como Dinamarca o Suiza que fijan una pensión mínima para todos sus ciudadanos, Alemania es menos efectiva al proteger a los más vulnerables. Un 9,4% de su población vieja está en riesgo de ser pobre.

Además de la brecha económica el sistema de pensiones alemán es, según apunta un informe de la OCDE, el más desigual entre hombres y mujeres. Así, la pensión media entre hombre del este y del oeste del país es de 1.029 euros mientras que las mujeres jubiladas reciben tan sólo de media 613 euros.

JUBILACIÓN TARDÍA

Para intentar lidiar con ello el ejecutivo de Angela Merkel aprobó flexibilizar la edad de jubilación y ampliarla gradualmente desde los 65 años actuales hasta llegar a los 67 en 2029. “Debemos mirar a nuestros problemas demográficos para estabilizar nuestro sistema”, remarcó el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble. De esa manera se intentará reducir la población inactiva en un 7,2% y ampliar la de trabajadores que contribuyen con sus impuestos a la financiación del sistema de pensiones. Sin reformas, en unos años Alemania se vería abocada a un peligroso aumento del gasto público para mantener su sistema. Los beneficios de su sistema actual no pueden mantenerse sin tasas de nacimiento elevadas.

Más allá del sistema público, las pensiones alemanas también se sustentan sobre otros dos pilares más discretos, los planes personales privados y los planes que las empresas consiguen a sus empleados. Ambos modelos pueden servir para complementar el público.