La dirección y el comité de empresa llegaron ayer a un preacuerdo para el nuevo convenio de la planta de Figueruelas, que se someterá a referéndum de la plantilla, después de una sesión de negociación maratoniana que tenía como fecha límite ayer, tal y como lo había establecido Opel España. Ante esta incertidumbre y el fin de plazo hacia el que avanzaba el reloj, el ministro de Economía, Industria y Competitividad, Luis de Guindos, había instado esta semana al grupo PSA y al comité de empresa a que «pongan todo su empeño en llegar a un acuerdo que permita mantener el funcionamiento de la planta en Figueruelas y atraer nuevas inversiones».

En Aragón, el presidente Javier Lambán también había urgido a las partes a lograr ese acuerdo, que había calificado como «absolutamente fundamental», «por el bien de la comunidad autónoma». Lambán, que el pasado jueves medió entre ambas partes para que volvieran a la negociación que habían suspendido los sindicatos al no abordarse los puntos que ellos consideraban «irrenunciables» y a lo que PSA respondió con la amenaza de paralizar la fabricación del nuevo Corsa en Figueruelas, subrayó que es «mucho lo que está en juego».

Los sindicatos y la dirección de Opel España llegaban al día D de la negociación con postulados todavía alejados, sobre todo en las cuestiones que atañen a los pluses salariales y pausas.

La negociación del convenio de Opel España trasciende las paredes de la fábrica. Si no hubiera un acuerdo, algo poco probable pero que nadie descarta, estarían en riesgo unos 2.000 empleos de la planta automovilística por la deslocalización del Corsa, tal y como ha amenazado con hacer la empresa si no se alcanza un pacto. Otros 3.000 empleos de la industria auxiliar podrían también verse afectados.

La empresa insistía hasta ayer en podar o eliminar algunos pluses, además de congelar las nóminas dos años. Los trabajadores no asumen estos recortes.