Italia ha anunciado que investigará a Apple y Samsung para comprobar si manipulan sus productos para que pasado un tiempo dejen de funcionar de manera adecuada. También Francia mantiene una cruzada contra la obsolescencia programada y tiene en su punto de mira a la multinacional Apple. Las empresas deberán enmendar sus artimañas si no quieren que el escándalo las salpique.

El 'caso Apple' no es el único. Según Reuters, el organismo antimonopolio italiano considera que ni Samsung ni Apple informaron a sus clientes que las actualizaciones de 'software' podrían traer como consecuencia un "impacto negativo en el rendimiento de sus teléfonos". El organismo considera que ambas empresas son sospechosas de orquestar actualizaciones que "inducen a los consumidores a comprar nuevas versiones" de sus dispositivos.

La presión internacional ha obligado al gigante informático Apple a anunciar que permitirá que los usuarios desactiven la ralentización de sus dispositivos iPhone. Se comprometió a ello el mismo Tim Cook, consejero delegado de la empresa.

DESACTIVAR LA OPCIÓN

Cook indicó al portal ABC News que los propietarios del iPhone podrán desactivar una opción de 'software' que reduce el rendimiento de dispositivos antiguos para ahorrar batería. En la práctica, los usuarios de iPhone de generaciones anteriores están percibiendo que sus teléfonos acceden de manera más lenta a la red, que en ocasiones se desconectan de manera súbita y que la experiencia de uso se degrada hasta situarse por debajo de las de cualquier terminal de gama baja. Ante esta situación, algunos clientes se ven impulsados a adquirir un nuevo teléfono. Pero la causa de ese bajón de rendimiento de su teléfono es inducida. El propio sistema operativo en sus últimas actualizaciones frena el rendimiento del equipo con la excusa de prolongar la duración de la batería, que a duras penas es capaz de aguantar una jornada laboral de uso.

EN FEBRERO

Cook anunció que una próxima actualización del sistema operativo de iPhone, que estará disponible para desarrolladores en febrero y para el público poco después, enmendará la situación. Todo indica que los usuarios deberán cambiar la batería para conseguir un uso óptimo de su teléfono, y Apple se niega a realizar ese cambio de manera gratuita.

CAMBIO DE BATERÍA

El pasado 28 de diciembre, Apple dirigió una carta a sus clientes en la que pedía perdón por el "malentendido" generado alrededor de la ralentización de los iPhone y ofreció descuentos para los usuarios que quisieran cambiar la batería de su teléfono. El precio por cambiar la batería es actualmente de 29 euros.

DEMANDAS

Estas explicaciones fueron insuficientes para algunos clientes, y solo en Estados Unidos se presentaron el mes pasado varias demandas colectivas que acusaban a Apple de fraude, publicidad engañosa y enriquecimiento ilícito. También se abrió una investigación en Francia, y ahora la presión llega desde Italia. La empresa aseguró en el comunicado que ha habido un gran "malentendido" y pidió "disculpas" por haber "decepcionado" a sus clientes.