La mujer es clave para el desarrollo económico del futuro. Los economistas coinciden en situar a la mujer en el eje vertebrador del futuro económico mundial ya que su incorporación tiene un efecto directo en la productividad. Para abonar la tesis, un informe conocido este martes y realizado por la Unión por el Mediterráneo (UpM) calcula que los países de la zona euromediterráneaaumentarían el 25% su PIB per cápita si se igualase la participación de las mujeres en el mercado laboral y la vida pública con la de los hombres. En cualquier caso, esa zona geográfica está marcada por profundos desequilibrios económicos y culturales y no deja de ser una entelequia aventurar un futuro modelo socioeconómico próximo al sueco, por ejemplo, para todo el arco mediterráneo.

El empoderamiento de la mujer es uno de los pilares de la estrategia regional de la UpM, que tiene su sede en Barcelona, con proyectos e iniciativas destinados específicamente a más de 50.000 mujeres en 20 países euromediterráneos. Sin embargo, cualquier proyecto hacia la igualdad choca con la crisis del Estado del bienestar, además de con lastres culturales heredados. Y es que cualquier indicador dibuja claramente los desequilibrios existentes; mientras que en los países de la UE las mujeres constituyen más de la mitad de la población universitaria (53,5%), en el 2016 sólo representaban el 29% de los parlamentarios. Al sur del Mediterráneo, la situación es todavía peor. La mujer solo ocupa el 16% de las butacas de los parlamentos y solo una de cada cuatro mujeres en edad de trabajar tiene empleo.

BRECHA SALARIAL

Las cifras del Instituto Nacional de Estadística confirman que el escaso reconocimiento de la mujer en el mundo laboral. Las ganancias medias anuales de los hombres ascienden a 25.727,24 euros, frente a los 19.744,82 euros de las mujeres, lo que supone 5.982,42 euros menos (el 23,2% menos). Los sueldos aumentan pero las distancias entre ambos sexos apenas se reducen. Un estudio presentado recientemente por el Govern de la Generalitat eleva las diferencias salariales entre hombres y mujeres al 26%.

Al margen del conocido techo de cristal, límite cultural al ascenso de la mujer en la escala directiva, lo cierto es que gran parte de la culpa de la falta de igualdad entre sexos en el trabajo se asienta en un Estado del bienestar precario. Sin medidas para la igualdad que favorezcan la conciliación de la vida familiar y laboral, la mujer sigue teniendo más obstáculos que los hombres para desarrollar su carrera profesional ysufre un agravio salarial. Cierto que se ha incrementado este año la baja por paternidad a cuatro semanas, pero resulta una pequeña modificación legal en un marco difícil de mejorar a corto plazo.

MUJER Y DIRECCIÓN

España se sitúa en el sexto lugar de la Unión Europea en términos de brecha salarial, según Eurostat. El número de mujeres directivas ha ido creciendo en la última década, pero las grandes empresas siguen en poder de los hombres. El quinto informe 'Mujeres en los Consejos de Administración de las compañías del Ibex 35', elaborado por Atrevia e IESE Business School, constata que el número de mujeres en los Consejos de las empresas del Ibex 35 aumentó el 1,1% en el 2016, el menor porcentaje de los últimos 10 años, debido a la reducción del tamaño de los consejos así como al cambio de las empresas que forman parte del selectivo.

CRISIS Y DESIGUALDAD

Mientras en el norte de Europa la atención a las familias es la base para que las mujeres desarrollen su carrera profesional, en España la crisis deja un poso de desigualdad entre sexos más causado por la política económica que por culturas discriminatorias. UGT denuncia que si la brecha salarial se sitúa en el 23,2%, según sus cálculos, la brecha en las pensiones de jubilación asciende al 37,95% ya que la cuantía media es de 742,81 euros entre las mujeres mientras que entre los hombres asciende a 1.197,19 euros, una diferencia de 454,38 euros.

¿Y en qué ámbitos tiene la mujer una ventaja? En el caso de los contratos temporales. Es en esas condiciones donde la mujer acapara la mayoría, una empleada idónea para la empresa ávida de flexibilidad, una mujer necesitada de compaginar trabajo y familia, obligaciones en el hogar y un salario. El contrato temporal se ceba en la mujer sin darle opción a ser el epicentro del crecimiento económico en igualdad de condiciones.