El impuesto de la renta es de los asalariados; sobre todo, de los que ganan menos de 30.000 euros al año. Ocho de cada diez euros que se declaran en el IRPF proceden de los salarios (el 82,6%). Y ocho de cada diez contribuyentes del impuesto declara rentas de menos de 30.000 euros al años (el 82,1%), según los datos de la Memoria de la Administración Tributaria sobre el 2015 que ha publicado el Ministerio de Hacienda.

El porcentaje del 82% se repite de forma machacona en la publicación del ministerio, confirmando la tesis de la intensa concentración del impuesto en las rentas medias y bajas de los asalariados. El resto de las rentas -del capital y de actividades económicas- representan poco menos de 2 de cada 10 euros que cada año se declaran en el principal tributo del país, con el que se financian Estado y comunidades autónomas a partes iguales.

En concreto, las rentas procedentes de actividades económicas de profesionales y autónomos representan el 6,3% de las bases declaradas en el IRPF; los ingresos por intereses de depósitos o dividendos de acciones, el 4,4%; las ganancias y pérdidas patrimoniales (por la venta de acciones, por ejemplo), suponen el 2,7% y lo obtenido por el alquiler de inmuebles, el 1,8% (el 2,2% restante corresponde a otras fuentes de ingresos).

No siempre fue así. A finales de los 90, los salarios copaban en torno al 75% de lo declarado en el impuesto. Los datos de última Memoria de la Administración Tributaria que ha publicado Hacienda hacen referencia a lo declarado en el ejercicio 2015 sobre las rentas obtenidas en el 2014. En consecuencia, no reflejan aún los efectos de la reforma fiscal adoptada por el Gobierno de Mariano Rajoy, que entró en vigor en el 2015.

LOS TRES TERCIOS DE IMPUESTO

Una cuestión es lo que se declara en el impuesto, y otra lo que se paga por ello. La estructura progresiva de la tarifa del IRPF (los tipos son mayores cuanto mayor es la renta declarada) lleva a que el 82,1% de las declaraciones, las de bases inferiores a 30.000 euros, aportan un tercio de lo que se ingresa por el impuesto (el 34,1%).

Otro tercio de lo que se recauda por IRPF recae sobre las bases imponibles comprendidas entre 30.000 y 60.000 euros, (el 14,8% del total de declaraciones presentadas). El tercio restante corresponde a las rentas más elevadas. En particular, los contribuyentes con rentas declaradas superiores a 120.000 euros aportaron casi el 15% de la recaudación del impuesto a pesar de este colectivo apenas suma el 0,5% del total de declaraciones del IRPF.

El 21% de la deducción por compra de vivienda beneficia a las rentas más bajas

Los contribuyentes con bases imponibles bajas y medias se confirman como los principales beneficiarios de la deducción por inversión en vivienda habitual, que está en proceso de extinción. Tres de cada cuatro euros de esta deducción (el 77,1%) fueron a parar a contribuyentes con bases imponibles iguales o inferiores a 36.000 euros. En particular, el 21% del total se concentró en el tramo entre 12.000 y 18.000 euros de base imponible, a razón de 601 euros por beneficiario.

Los datos estadísticos de la Memoria de la Administración Tributaria revelan que el tipo efectivo de gravamen del IRPF se situó en media cerca del 19%.