Los atentados de Al Qaeda sobre las Torres Gemelas de Nueva York, en los que murieron 2.606 personas el 11 de septiembre del 2001, tuvieron un impacto económico inmediato en el turismo. El miedo a nuevos ataques y las draconianas restricciones en los aeropuertos, le costaron a la ciudad 323 millones de dólares en las semanas posteriores a la tragedia. Los teatros de Browadway perdieron solo en la primera semana cinco millones de dólares por la caída de espectadores. Los hoteles, acostumbrados a una ocupación del 90% en otoño, quedaron medio vacíos, y los restaurantes dejaron de ingresar entre seis y 10 millones al día. La depresión, sin embargo, no duró mucho y la ciudad supo levantar el vuelo con relativa rapidez gracias a las políticas activas promovidas al unísono por sus sectores público y privado.

Superado el shock inicial, las grandes empresas de la ciudad y organismos como la Lower Manhattan Development Corporation, creados como respuesta al 11-S, unieron fuerzas para revitalizar el bajo Manhattan afectado por los atentados. Fue entonces cuando se crearon el festival de cine de Tribeca y el River to River, dedicado a la promoción de las artes. Personalidades neoyorkinas como Woody Allen y Barbara Walters protagonizaron una campaña publicitaria invitando a vecinos y visitantes a disfrutar de la ciudad y recuperar la sonrisa. El programa ‘Paint the Town Red, White and Blue’ apeló al patriotismo para recuperar el turismo, ofreciendo descuentos de un 40% en más de 350 hoteles, museos, restaurantes y espectáculos. Otra iniciativa semejante regaló entradas de Browadway a aquellos que gastaran más de 500 dólares en los comercios y atractivos turísticos de la ciudad.

En marzo del 2012, Broadway había recuperado los niveles de espectadores previos a los atentados, y en mayo de aquel año los hoteles se acercaban al 80% de ocupación. Al cerrarse el 2002, Nueva York había recibido 35.3 millones de turistas, unos 100.000 más que en el año anterior, aunque no recuperó la cifra de visitantes extranjeros hasta el 2004. Desde entonces la progresión ha sido imparable para escalar hasta los 56 millones de visitantes en el 2015.