El macropuente festivo temido por algunos y deseado por otros ha llegado y ha vuelto a poner a las empresas en pie de guerra. A pesar de las promesas que hizo Mariano Rajoy en diciembre del 2011 de racionalizar el calendario de fiestas para evitar fenómenos como el acueducto de esta semana, todo sigue igual cinco años después. Un número creciente de empresas, especialmente del sector industrial, han optado por saltarse el calendario festivo inamovible y llegar a acuerdos para trasladar algunos días de fiesta.

Cuando Rajoy anunció el traslado al lunes más próximo de algunos festivos para evitar la "sangría de millones y millones de euros" en las empresas se encontraba en pleno debate de investidura de su primera legislatura y bajo los efectos de la resaca de un macropuente como el de esta semana, que puede tener un impacto económico en la industria de más de 1.000 millones de euros, según algunas estimaciones. La medida de Rajoy quedó olvidada en un cajón a pesar del consenso alcanzado entre las patronales y los sindicatos. Pero las empresas no se han olvidado del problema que les supone tener que arrancar y parar durante varios días consecutivos por la distribución de las fiestas de la Constitución y de la Inmaculada.

Los 30 trabajadores de la empresa Suinsa, ubicada en La Llagosta (Vallès Oriental), forman parte de los empleados de compañías que han acordado racionalizar los festivos situados en medio de la semana para evitar los parones. La plantilla de Suinsa agrupó los dos festivos de esta semana en el lunes y el martes y trabajará el miércoles, el jueves y el viernes.

CLIENTES INTERNACIONALES

"Nuestros clientes son internacionales y no entienden que no les podamos suministrar piezas porque hay una fiesta en medio de la semana que nos obliga a parar y arrancar con los costes derivados de esa situación", explica Susanna Visauta, directora del fabricante metalúrgico que produce componentes para Airbus, Grifols y multinacionales del automóvil. Para la directiva, la flexibilidad y la costumbre de mover algunos días de fiesta incluso con un año de antelación "es una de las claves para trabajar con clientes muy exigentes".

Para las fábricas, tener que arrancar y parar varias veces en una semana tiene unos elevados costes que "reducen la productividad y la competitividad, por lo que cada vez hay más empresas que optan por acordar traslados de fiestas", indica Elena de la Campa, directora del área laboral de la patronal Pimec. Pero la mejor solución ante semanas con festivos en medio es, según Pimec, recuperar la medida de trasladar algunas de esas fiestas a los lunes, tal como suceden en los países anglosajones, aunque las compañías también reclaman autonomía para adaptar el calendario a sus necesidades productivas.

GRANDES FÁBRICAS DEL AUTOMÓVIL

En las grandes fábricas del automóvil, que concentran las plantillas más abultadas, resulta más complicado mover esos festivos incómodos desde el punto de vista de la productividad. En general, las grandes factorías cumplirán el acueducto festivo de la semana, aunque con alguna excepción. En Seat, los trabajadores de dos de las tres líneas de montaje disfrutan de un fin de semana largo de cuatro días al haber hecho fiesta el lunes por una parada de producción programada para ajustar el volumen de vehículos a las ventas. El miércoles y el viernes volverán a trabajar con el paréntesis del jueves.

Esos parones obligan a la empresa a asumir costes adicionales con unos turnos previos de unos 100 empleados que la madrugada del festivo al día laborable se encargan de poner a punto la maquinaria. Además, el consumo de energía también aumenta cuando hay que reactivar las máquinas, según explica Matías Carnero, presidente del comité de empresa de Seat. Carnero reconoce la dificultad de trasladar fiestas por el desajuste con el calendario festivo de las familias, por lo que también defiende una racionalización de los calendarios para todos los trabajadores.