El Gobierno de Grecia se ha comprometido a enviar en los próximos días una lista de reformas completa y de forma urgente a las instituciones europeas y el Eurogrupo está preparado para reunirse en cualquier momento para evaluar la lista de reformas, ha explicado la cancillera Angela Merkel al finalizar la 'minicumbre' griega que ha tenido lugar en Bruselas tras el Consejo Europeo y que ha durado más de cuatro horas hasta pasadas las 02.00 de la madrugada de este viernes.

Grecia ha sido, sin figurar en la agenda oficial, la protagonista absoluta del Consejo Europeo de marzo, el más económico del año que se celebra en Bruselas. La cumbre europea arrancó con el objetivo de tratar la unión energética en Europa, la crisis entre Rusia y Ucrania, el semestre europeo y el futuro de Libia, pero la agenda quedó eclipsada por la celebración de una 'minicumbre' griega, al margen del orden del día oficial, a petición del primer ministro griego Alexis Tsipras.

El lider griego Alexis Tsipras se reunió con el presidente francés François Hollande y la cancillera alemana Angela Merkel, así como con los presidentes del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem; de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker; del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, y del Consejo Europeo, Donald Tusk.

FALTA DE LIQUIDEZ

En el encuentro las instituciones europeas y los dos principales acreedores de Grecia urgieron a Tsipras a concretar las reformas pendientes en el marco de un Eurogrupo para evitar la quiebra ante la inminente falta de liquidez del país incapaz de hacer frente a sus compromisos más inminentes.

El encuentro fue forzado, según diversas fuentes europeas, por Tsipras tras el fracaso de la reunión del grupo de trabajo del Eurogrupo del pasado lunes, en el que no se logró desbloquear el plan de reformas concretas que Grecia debe presentar antes del 8 de abril. Esta fecha es la límite para mostrar los avances en la implementación del plan de reformas si el país heleno quiere empezar a recibir parte de los 8.000 millones de euros de fondos europeos que quedan pendientes del último tramo del segundo rescate.

Grecia, que ha recibido 240.000 millones de euros de Europa y del FMI desde el 2010, está acuciada por graves problemas de liquidez para afrontar los vencimientos de bonos, el pago de salarios, pensiones y devolución de la deuda. Ayer, según fuentes europeas, el país sufrió una fuga de depósitos de más de 300 millones de euros. El país ha intentado infructosamente que el BCE le permita emitir deuda o acceder a mecanismos de liquidez adicionales, pero la institución se ha negado con el argumento de que contraviene los tratados europeos.

LA RESPUESTA DEL BCE

Ayer, antes de entrar en la 'minicumbre' fuentes europeas avanzaron cuál sería de nuevo la respuesta del BCE a Grecia. "Que vuelva al trabajo, que deje de criticarnos todo el rato, que cumpla el acuerdo de febrero, que no esperen una financiación puente ni el permiso para emitir deuda nueva, y que piensen que esta negociación no se puede hacer a tan alto nivel, tienen que retornar al Eurogrupo", explicaron estas fuentes europeas.

Bruselas dio el visto bueno al plan de reformas preliminar de Tsipras el pasado 24 de febrero, pero con reservas por la falta de detalles y cuantificación económica de las medidas. Las instituciones europeas no están satisfechas con los griegos porque consideran que no se están produciendo avances visibles y el tiempo avanza de forma inexorable.

GESTO POLÍTICO

El presidente del Consejo, Donald Tusk, dejó entrever este jueves que las instituciones habían aceptado la 'minicumbre' para ofrecer un gesto político que demuestre que "nadie quiere un 'Grexit' ('Greece exit', o salida de Grecia del euro, en inglés), y mucho menos una 'Grexident' (salida del euro por accidente). "Mi reacción ha sido inmediata, me he sentido en la obligación de ayudar a Tsipras", dijo Tusk. Lo cierto es que en Bruselas existe un fuerte malestar europeo por las declaraciones divergentes entre Tsipras y su ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis. Los alemanes están especialmente molestos con la reclamación de la reparación de los crímenes de guerra nazis de Alemania a Grecia como parte del acuerdo económico.

La cita provocó malestar entre algunos estados miembros que no participaron en el encuentro, como Bélgica, Holanda y Luxemburgo, que expresaron su enfado a primera hora de la tarde. Para calmar los ánimos, tanto Merkel como Hollande recalcaron a la llegada al Consejo Europeo que el formato en el que se toman las decisiones de los países que forman el euro sigue siendo el Eurogrupo, aunque se mostraron dispuestos a escuchar a Tsipras y arroparlo en una maniobra más orientada a recabar apoyo político que a lograr resultados concretos.