En la víspera del referéndum crucial para el futuro de Grecia, las encuestas arrojan un empate técnico. Extremadamente reñido estará el resultado, según un sondeo publicado ayer por la Universidad de Macedonia. El 43% de los griegos se decantaría por el 'sí', mientras que el 42,5% lo haría por el 'no'. Un estudio de Public Issue difundido horas más tarde le concedía al 'no' medio punto de ventaja, revelando además la brecha generacional. Mientras que un 71% de los menores de 24 años elige el 'no', el porcentaje va descendiendo hasta el 26% en los mayores de 56.

La misma división quedaba patente en los actos centrales de la campaña el viernes por la noche en Atenas. Unos 25.000 asistentes arroparon al primer ministro, Alexis Tsipras; unos 20.000 enarbolaron banderas europeas en el estadio panatinaico reclamando el 'sí'. Allí aparecieron los líderes de la oposición, que junto con empresarios y representantes de la administración local apelaron a la identidad europea, presentando la consulta como la exigencia de elegir entre Grecia y Europa.

Delante del Parlamento diversos artistas amenizaban la concentración a la espera de Tsipras. «Este domingo no elegimos solo permanecer en Europa, elegimos vivir en Europa con dignidad», clamó el premier, entre los atronadores «oxi» ('no') de la multitud. No faltaron los gestos de apoyo desde el extranjero, con el eurodiputado de Podemos Miguel Urbán lanzando un mensaje de solidaridad con Syriza.

La consulta seguirá adelante con normalidad. Por si quedaba alguna duda, así lo decidió el viernes de manera unánime el pleno del Consejo del Estado, llamado a dirimir un recurso de inconstitucionalidad presentado días atrás. Tras el tremendo esfuerzo logístico que ha supuesto la organización del referéndum en el plazo de una semana, está previsto que las urnas abran de 6 de la mañana a 6 de la tarde hora española. Los primeros resultados deberían llegar entre una y dos horas más tarde.

Mañana se reunirá además el comité competente para planificar la reactivación del sistema bancario a partir del martes, una vez se retire el control de capitales. La tarea sin embargo no es sencilla: fuentes de la Unión de Bancos Griegos anunció ayer que la liquidez de la que disponen hasta el lunes es de tan solo 1.000 millones, una cantidad que calificaron de «suficiente».

"Catástrofe"

Ante la incógnita de los escenarios que se despliegan para el lunes, Tsipras llamó el viernes a los ciudadanos a la calma y a «respetar las opiniones de los demás». En una intervención televisada, reiteró que el 'no' significaría reforzar su fuerza negociadora para poner fin a «cinco años de catástrofe», mientras que el 'sí' supondría más austeridad y recortes de pensiones.

«El informe del FMI justifica nuestra elección de no aceptar un acuerdo que pasa por alto la cuestión crucial de la deuda», señaló Tsipras, poniendo de nuevo el acento en la insostenibilidad del modelo de financiación actual. Lo necesario, destacó explícitamente, es una quita del 30% y un periodo de gracia de 20 años.

«El domingo votamos 'sí' o 'no' al euro, no votamos si estamos de acuerdo con esta o aquella propuesta», le contradecía por su parte el líder conservador Andonis Samarás. El 'no' debilitaría dramáticamente la postura negociadora del país».

En esta interpretación divergente de la consulta reside la división de los griegos. Para los que votan 'no', la pregunta es si quieren más la austeridad; para los partidarios del 'sí', lo es si quieren salir de la eurozona. Son los indecisos quienes contemplan ambas opciones con igual temor.