Un conductor que quisiera repostar su vehículo de gasolina al precio más barato en Catalunya debía ir, ayer, a la estación de servicio de Shell en Alcarràs (Segrià), y la encontraría a 1,079 euros el litro. Si lo que buscaba era gasóleo, podía desplazarse al Alcampo de Sant Boi de Llobregat, donde se pagaba a 0,929 euros. Pero si en lugar de buscar las estaciones más baratas en la web http://geoportalgasolineras.es, del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, hubiera ido a su gasolinera habitual, lo más probable es que también la hubiera encontrado a mejor precio que hace unas semanas. Es uno de los efectos del desplome del precio del petróleo.

A las puertas de la operación retorno de las vacaciones, los carburantes marcaban mínimos no vistos a estas alturas del verano desde el año 2010. El precio medio del litro de gasolina de 95 octanos en España estaba a 1,232 euros, el 12,3% menos que hace un año, y el gasóleo marcaba 1,086 euros, el 17,6% menos.

Llenar el depósito cuesta estos días entre 9 y 12 euros menos que hace 12 meses. ¿Motivo de alegría para los consumidores? Depende del cristal con que se mire. En este mismo periodo, el precio del barril de petróleo Brent, de referencia en Europa, ha bajado a casi la mitad, de 102 a 48 euros, según el Boletín Petrolero de la Comisión Europea.

Una de las razones que explican que las gasolinas no se abaraten el 50% cuando el petróleo sí lo hace es que hay otros factores que intervienen en el precio final. Por un lado, el cambio euro-dólar (el petróleo cotiza en los mercados internacionales en dólares, pero la gasolina se paga en euros); por otro, los impuestos especiales y el IVA, que representan casi la mitad del precio del carburante; y en tercer lugar, el margen que se quedan las compañías. Este último punto es el más cuestionado.

ASEGURAR LA COMPETENCIA

El escaso efecto que tienen las fuertes bajadas del crudo en las gasolineras (mientras que, cuando el petróleo sube, el traslado es más rápido) es un tema que preocupa a las organizaciones de consumidores, a los reguladores del mercado y al Gobierno. El último en pronunciarse sobre el asunto ha sido el secretario de Estado de Economía, Íñigo Fernández de Mesa, que ayer anunció que el Gobierno pedirá a la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) un informe sobre la competencia en el sector de los carburantes, con el objetivo de que la caída del precio del petróleo «tenga una repercusión directa en el bolsillo de los ciudadanos».

El Ejecutivo solicitará a la CNMC que explique «qué medidas habría que tomar para asegurar que la competencia funciona», añadió Fernández de Mesa. Si no quiere esperar a dicho informe, el Gobierno puede consultar la cuenta de Twitter de la CNMC (@CNMC_ES), donde estos días está haciendo una activa campaña con el significativo hashtag o etiqueta de #bajarpreciogasolina. Entre las recomendaciones del regulador, está la de limitar la influencia de los operadores de refino (Repsol, Cepsa y BP, principalmente) en el almacenamiento, distribución y control de las reservas de productos petrolíferos en España.