La reunión anual organizada por la Reserva Federal de Kansas en Jackson Hole (Wyoming), centrada en esta edición en el“Diseño de marcos de política monetaria resilientes para el futuro”, arranca esta noche con una cena, pero ese ágape es solo un aperitivo. El plato fuerte de esta cita llega el viernes por la mañana (a las 16.00 horas en España), cuando la presidenta de la Fed, Janet Yellen, ofrece uno de los discursos económicos más esperados del año, una intervención que será analizada al milímetro en búsqueda de indicaciones de cuándo llegará la próxima subida de tipos del banco central estadounidense.

Han pasado ocho meses desde que, en diciembre del año pasado, la Fed sacó esos tipos del cero donde los había mantenido desde el 2008, uno de los estímulos con que buscó rescatar la economía golpeada primero por la crisis y luego por la gran recesión. Inicialmente, se pensó que en este 2016 llegarían no ya una, sino varias subidas, pero un crecimiento más lento de lo esperado y factores como la incertidumbre creada por el bréxit han ido posponiendo la decisión.

Pocos apuestan por que Yellen, que el año pasado no acudió a la cita, rompa ahora suhabitual cautela y marque un calendario concreto. De hecho, la opinión generalizada de los analistas es quemantendrá sobre la mesa la subida pero sin comprometer el momento exacto en que se producirá. Expertos como Michael Woodford, un economista de la universidad de Columbia que ha hablado con Bloomberg, creen que Yellen “querrá preservar la opción de actuar en septiembre”, cuando hayreunión del Comité Federal de Mercado Abierto (los días 20 y 21)pero “sin dar ninguna señal muy definitiva de que están listos para hacerlo”. Y los inversores, según muestran los precios de futuros, no apuestan por esa subida el próximo mes y la ven más posible en diciembre.

Yellen tiene planteado su discurso como una presentación de “herramientas de política monetaria” y sus propias palabras serán una de esas herramientas. Como Ben Bernanke antes que ella, Yellen ha apostado por lacomunicación y frente a las monumentales montañas de Grand Teton tratará también de evitar turbulencias en los mercados, los mismos que están apostando por la subida en diciembre y que podrían verse afectados si ella señalara claramente a septiembre. Así al menos lo ven analistas como Tim Hopper, economista jefe de TIAA Global Asset Management, que creen que a la vez que busca evitar un impacto negativo Yellen y la Fed tienen que cambiar la visión de un mercado que no parece creer que vayan a subir los tipos. “Se está haciendo más difícil para la Fed decir que los tipos tienen que subir pero no subirlos”, le ha dicho Hopper a USA Today. “La Fed necesita comprometerse con una subida, aunque no sea mañana o en el próximo trimestre, y el mercado necesita pensar en esos términos”.

Aunque la atención esté centrada en el mensaje sobre los tipos, Jackson Hole también dará oportunidad a responsables de bancos centrales de todo el mundo de discutir cómo seguir hacia delante. Aunque el presidente del Banco Central Europeo,Mario Draghi, este año no acude a la reunión, el organismo estará representado por Benoit Coeure, el responsable de relaciones internacionales del BCE.

Divergencias internas

Si hay tanta expectación es en buena parte porque hay confusión ante mensajes divergentes que salen de la propia Fed, donde las actas de la última reunión, en junio, confirman la división entre quienes apuestan por esperar y quienes creen que se dan las condiciones para la subida. Y en el camino hasta Jackson Hole se han repetido esos contrastes. El pasado domingo Stanley Fisher, vicepresidente de la Fed, aseguraba que se está cerca de los objetivos de desempleo e inflación y predecía un repunte del crecimiento económico, lo que abona el terreno para una subida de tipos. En cambio James Bullard, presidente de la Reserva Federal de San Luis, ve una nueva dinámica de baja productividad y bajo crecimiento que obligará a mantener los tipos por debajo del 1% durante un par de años. Y John Williams, el hombre que sucedió a Yellen en la Reserva Federal de San Francisco, publicó la semana un ensayo muy de paloma, identificando también esa nueva realidad que ve Bullard y que en su opinión hace necesario “replantear” la política monetaria y fiscal, pero poco después mostró su lado halcón justificando una subida de tipos pronto. Como ha dicho Art Cashin, de UBS, “los miembros de la Fed ya no solo se contradicen entre ellos, ahora se contradicen a sí mismos”.