La economía española creció el 0,8% en el segundo trimestre del año, una décima por encima de lo anticipado hace un mes por el Banco de España y el propio Instituto Nacional de Estadística (INE), que ayer ya publicó los datos completos. El producto interior bruto (PIB) acumula así cuatro periodos con una robusta tasa de crecimiento trimestral del 0,8% (casi el triple que la media de la zona euro, del 0,3%), a pesar del freno que ha supuesto el recorte de 2.000 millones de gasto público acordado por el Gobierno en el mes de abril para frenar el déficit. El crecimiento acelerado de la inversión empresarial y de las exportaciones ha servido, al menos de momento, para compensar el ajuste presupuestario.

La tasa de crecimiento anual fue del 3,2%, dos décimas menos que en el trimestre anterior y el menor ritmo del último año. Esta tasa está por encima de la previsión del Gobierno para el conjunto del año, del 2,9% (el 2,3% para el 2017).

En el segundo trimestre también se ha desacelerado la creación de empleo. El número de contratos equivalentes a tiempo completo subió el 0,6% en el segundo trimestre respecto al primero (tres décimas menos que en la primera parte del año). En términos anuales, el empleo aumenta a un ritmo del 2,9%, tasa tres décimas inferior a la del primer trimestre, lo que supone un incremento de 484.000 puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo en un año.

el ministro, OPTIMISTa / El ministro de Economía, Luis de Guindos, auguró ayer que el ritmo de crecimiento de la economía española «se va a mantener» y que los datos del tercer trimestre serán «muy similares». Ello permitirá «llegar en poco tiempo, en dos o tres trimestres, a alcanzar el nivel de renta que España tenía antes de la crisis».

El servicio de estudios de Bankia sostiene que el crecimiento del año se situará «con una alta probabilidad» por encima del 3% a pesar de una esperada «suave desaceleración». BBVA Research, por su parte, mantiene su previsión del 3,1%.

Respecto al impacto en el crecimiento de la situación política (con un Gobierno en funciones desde finales del 2015), Guindos apuntó que el alza del PIB «es, por el momento, fuerte» y que lleva una «velocidad de crucero» por encima del 3% en tasa anual. En su opinión, la pregunta que habría que hacer es «cuánto podríamos haber crecido adicionalmente de tener un Gobierno con plenas funciones».

El análisis detallado de los datos del INE muestra que en el segundo trimestre del año se desaceleró el consumo privado (0,7% frente al 1% previo) al tiempo que se hundió el gasto público (el --1,6% frente al 0,7% del primer trimestre). La inversión empresarial, por su parte, aceleró su impulso (del 0,3% al 1,3%) empujada, sobre todo, por los bienes de equipo de la industria. Además, en el sector exterior, las exportaciones lograron crecer más que las importaciones (el 4,3% frente al 2,7%).

Por el lado de la oferta, se mantiene el contraste entre el debilitamiento de la construcción y el dinamismo de los servicios, básicamente comercio, transporte y hostelería, y de la industria manufacturera.

El resultado de todo ello arroja un patrón en el que la demanda interna (consumo e inversión) aporta algo menos al crecimiento de la economía, mientras que el sector exterior deja de restar al PIB por primera vez en seis trimestres. En el crecimiento anual del PIB del 3,2%, la demanda interna ha aportado 3 puntos (ocho décimas menos que en el primer trimestre) y la demanda externa, otros 0,2.

La cuestión es si en el segundo semestre la actividad empresarial podrá seguir compensando el parón acentuado del gasto público después de que Hacienda decidiera adelantar al 20 de julio el cierre presupuestario del ejercicio 2016 para no comprometer nuevos gastos no prioritarios y asegurar así el cumplimiento de los objetivos de déficit público fijados por la Unión Europea (UE). El parón del gasto público también se vincula a la menor capacidad de actuación de un Gobierno en funciones, con una caída de la adjudicación de obra pública. H