Una empresa radicada en Málaga es la única fabricante en Europa de las concertinas que se están usando para evitar el paso de inmigrantes y refugiados, por ejemplo, en Hungria. También están colocadas en Ceuta y Melilla. Responsables de la empresa aseguran que son sólo disuasorias y que, salvo avalancha, no pueden producir cortes, ni heridas. Además explican que las venden habitualmente para otros usos, como centros penitenciarios y centrales nucleares. Fabrican cada diez kilómetros de valla de este tipo.