El presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, no hizo ningún esfuerzo ayer por ocultar su pesimismo de cara al 2003 durante la presentación de los resultados del pasado año. La entidad ha decidido sacrificar 41 millones de euros (6.822 millones de pesetas) de sus beneficios para destinarlos a "dotaciones cautelares", con el objetivo de incrementar la fortaleza patrimonial del grupo ante "las incertidumbres que presenta el 2003".

Estas provisiones extraordinarias han rebajado el resultado neto del año 2002 hasta los 497,1 millones de euros (82.710,4 millones de pesetas), el 2,2% más que el año anterior. De no haber sido necesarias las dotaciones, el beneficio de Caja Madrid habría crecido el 8,8%.