La economía española creció un 3,1% el año pasado y de momento ha mostrado «pocas señales de desaceleración», pero todos los factores de compensación no serán suficientes para evitar una ligera revisión a la baja del producto interior bruto este año. Según las nuevas previsiones económicas de la Comisión Europea, España crecerá en el 2018 un 2,8%, una décima menos de lo anunciado el pasado 3 mayo. Para el 2019 mantiene la cifra del 2,4%.

Las medidas expansivas adicionales que se incluyeron en la ley de presupuestos para el 2018 -aprobada el 28 de junio, después de la fecha de corte de estas previsiones- proporcionarán un impulso adicional al crecimiento en el 2018, principalmente a través del consumo privado. Un mayor incremento de lo esperado de los salarios reales y una creación de empleo dinámica repercutirán además en el gasto de los consumidores.

Sin embargo, el efecto neto de estos factores en el crecimiento real del PIB será «ligeramente negativo» durante el 2018 lo que ha llevado a Bruselas a rebajar una décima su pronóstico respecto al que anunció hace tan solo dos meses. Para el 2019 el efecto neto es de momento «neutral» por lo que la previsión se mantiene en el 2,4%. El documento, que solo incluye datos de crecimiento y de inflación, achaca esta moderación a varios factores.

Para empezar, el aumento de los riesgos en el exterior debido a un entorno «menos favorable”» causado por las tensiones comerciales y el aumento de proteccionismo de Estados Unidos que repercuten negativamente en la economía y generan incertidumbre. A esto se suma un aumento de los precios del petróleo desde la primavera por encima de lo esperado que afectará negativamente a la demanda interna en 2018 y que será ligeramente menor el próximo año.

Además, la composición del crecimiento durante el primer trimestre del año pone de manifiesto una mayor debilidad de las exportaciones netas e inversiones no relacionadas con la construcción, si bien fueron compensadas por un fuerte consumo y por la construcción residencial. De hecho, se espera que el consumo y la inversión en la construcción sigan siendo los componentes de demanda más dinámicos.

Las nuevas previsiones también confirman un aumento de la inflación que se situó en el mes de mayo en el 2,1% gracias a la evolución de los precios del petróleo y se espera que alcance su pico en el tercer trimestre de este año aunque Bruselas augura una media anual del 1,8% en el 2018 y del 1,6% en el 2019.

La rebaja de las expectativas de crecimiento no solo afecta a España que aún así seguirá creciendo por encima de Francia o Alemania. Según el Ejecutivo comunitario, tanto la zona euro como el conjunto de la Unión Europea crecerán menos de lo previsto el pasado 3 de mayo. Concretamente dos décimas menos, lo que sitúa la nueva previsión en el 2,1% tanto en la Eurozona como en el conjunto de la UE y en el 2% el próximo año.

El crecimiento económico, insiste Bruselas, seguirá siendo sólido aunque un poco menos debido también a los riesgos geopolíticos que llegan del exterior y que podrían afectar negativamente al comercio. En cuanto a la previsión del 2019, el dato no tiene en cuenta las negociaciones sobre la salida de Reino Unido de la UE, el brexit.