Hace justo una semana que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, desautorizaba a su equipo económico suspendiendo la aprobación del dictamen sobre el presupuesto diseñado por el gobierno de Mariano Rajoy para el 2016. Ayer el colegio de comisarios confirmaba que el contenido del análisis sigue siendo válido y el mensaje no ha cambiado. Es decir, el anteproyecto de presupuestos no garantiza el cumplimiento de los objetivos de déficit público, ni en el 2015 ni en el 2016.

Bruselas urge a España a introducir cambios lo antes posible y a actualizar el plan tras las elecciones del 20 de diciembre para incluir los datos de ejecución de las comunidades autónomas. Según las previsiones del gobierno central, España crecerá este año un 3,3% y un 3,1% en 2016, con un desvío en las cuentas públicas del 4,2% y del 2,8% respectivamente. El análisis ad hoc realizado por el Ejecutivo comunitario durante el mes de septiembre, que incluye datos recabados por los técnicos comunitarios durante la visita de supervisión post programa realizada la semana pasada, considera en cambio que la economía española crecerá este año un 3,1% y un 2,7%, lo que disparará el déficit por encima de lo comprometido, hasta el 4,5% y 3,5% respectivamente.

AJUSTE DE 10.000 MILLONES/ Las previsiones de 2015 nos parecen plausibles. Para 2016 nos parecen un poco optimistas», advirtió ayer el comisario de asuntos económicos, Pierre Moscovici, en un tono más suave que el utilizado la semana pasada durante la rueda de prensa del Eurogrupo en la que anunció el varapalo a España. Esas tres y siete décimas de diferencia que separan a Madrid de Bruselas en materia de déficit significa que de cumplirse las previsiones comunitarias, las autoridades españolas tendrían que hacer ajustes por valor de 10.000 millones, 3.000 para colmar el desvío de este año y otros 7.000 millones para el del próximo.

Recortes que, según el dictamen, urgen a cumplir por medio de dos vías: ejecutando «rigurosamente el presupuesto de 2015» y adoptando las «medidas necesarias en el marco de proceso presupuestario nacional para garantizar que el presupuesto del 2016 cumple plenamente lo dispuesto en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento». Dicho de otro modo, sobre el papel el gobierno de Mariano Rajoy debería introducir cambios ya durante la tramitación parlamentaria que concluirá la semana del 19 de octubre con la votación en el Congreso. «Lo antes posible sería lo deseable», admiten fuentes del Ejecutivo comunitario.

Tras el esperpéntico capítulo de la semana pasada, con aldabonazo del ministro alemán Wolfgang Schäuble incluido, el vicepresidente de la Comisión, Valdis Dombrovskis, quiso mostrar su apoyo a las políticas emprendidas por el gobierno de Rajoy y rebajar el tono de las exigencias recogidas en el dictamen.

Así, el letón sugirió la posibilidad de dejar para después del 20 de diciembre la revisión de las cuentas. «Lo que pedimos específicamente a las autoridades españolas es que presenten su plan presupuestario después de que haya un nuevo gobierno», zanjó Dombrovskis.

La presentación del presupuesto y el examen se ha adelantado más de un mes debido al proceso electoral español, tanto Dombrovskis como Moscovici negaron una y otra vez que el ejercicio se haya visto politizado. «Lo que presenté hace una semana se parece mucho a esto. Son las mismas cifras y el mismo procedimiento. Nos basamos en hechos no en ideología», insistió el socialista francés acusado por el portavoz parlamentario del PP, Rafael Hernando, de actuar contra España por su ascendencia política. «La Comisión no toma partido en el proceso electoral de España. Son las autoridades españolas las que decidieron enviar este proyecto adelantado. Hay que tener cuidado en no hacer una cacería de brujas», añadió el francés anunciando que están listos para estudiar el presupuesto junto con el resto de dictámenes en el Eurogrupo monográfico previsto el 23 de noviembre.

La cita tendrá lugar a escasos diez días del inicio de la campaña electoral lo que augura un ambiente caldeado. Aún así, el gobierno se mantiene en sus trece. «España siempre acaba cumpliendo», recordó ayer el ministro de economía, Luis de Guindos, descartando de nuevo la introducción de cambios en el borrador presupuestario. «No implica en absoluto rehacer el Presupuesto. Cuando se vayan teniendo más datos, Bruselas pedirá que lo actualicemos, y así lo tendrá que hacer el Gobierno que salga de las urnas», insistió.