El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido este miércoles dejar de imprimir y de emitir billetes de 500 euros, si bien los que ya están en circulación seguirán siendo de curso legal y conservarán su valor.

La decisión ha sido adoptada en la reunión del consejo de gobierno que preside Mario Draghi celebrada esta tarde en Francfort.

ESPAÑA, EN EL TOP

España forma junto con Austria e Italia el grupo de países de la zona euro donde los particulares efectúan pagos en efectivo con más frecuencia y por importe más elevado.

Desde la puesta en circulación del euro en un número amplio de países, es muy difícil, casi imposible, según el Banco Central Europeo (BCE), medir el volumen de billetes en circulación en cada país. Por eso, el BCE realizó una ronda de dos encuestas en el 2008 para llegar a algunas conclusiones al respecto, y sus resultados siendo una referencia en el momento actual.

LA COMPRA DEL COCHE NUEVO

Según esta encuesta, en Austria, Italia y España, casi una tercera parte de los entrevistados declaró pagar en efectivo, siempre o frecuentemente, las compras por valor de entre 200 y 1.000 euros, que normalmente se corresponden con artículos de vestir o muebles. España anotó el mayor porcentaje (6%) de quienes declaran pagar en efectivo compras superiores a 10.000 euros (por ejemplo, un coche nuevo).

El 56% de los encuestados en los ocho países en los que se realizó la muestra nunca había estado en posesión de un billete de 500 euros. El 25% de los encuestados había tenido un billete de 500 euros o de 200 euros en su posesión más de una vez al año, mientras que el 33% había tenido estos billetes una vez al año o menos.

HOMBRE Y AUTÓNOMO

Además, se llegó a la conclusión de que en todos los países, los que utilizan los billetes de alta denominación (200 y 500 euros) suelen ser hombres, que son trabajadores autónomos y tienen una edad comprendida entre 25 y 54 años. A la pregunta de cómo habían obtenido los billetes de alta denominación, el 47% de los encuestados contestó que los había retirado de su cuenta bancaria, el 18% los había recibido como pago por la venta de bienes o servicios, el 12% como parte de su salario, y el 10% como regalo.

Entre las empresas, el uso más frecuente de las transacciones en efectivo se produce en los sectores de hostelería, comercio y reparación de vehículos a motor.

DATOS IMPOSIBLES

Manejar datos sobre los billetes en circulación en cada país es imposible, reconoce el BCE. Los únicos datos disponibles, del Banco de España, permiten conocer que la cifra de billetes de 500 euros distribuidos en España por el organismo, menos los retirados, equivale a 68 millones de billetes (34.000 millones de euros).

Según precisan en el instituto emisor, esta cifra no se puede hacer equivaler al número de billetes de 500 en circulación en España. Parte de estos billetes, pueden estar circulando en otros países, del mismo modo que billetes de otros países pueden estar haciéndolo en territorio español.

DOS TERCIOS, SE GUARDAN

Según los datos del Banco Central Europeo, (BCE) en el conjunto de la zona euro circulan un total de 584 millones de billetes de 500 euros. La cifra de 68 millones netos emitidos por el Banco de España representan el 11,6% de ese total.

En valor facial, el total de billetes de 500 euros en circulación en la zona euro (584 billetes) representa un total de 297.200 millones de euros, el 27,7% del total de dinero en billetes que circula en la zona euro.

El BCE estima que alrededor de un tercio de los billetes en circulación (de todo tipo) se usa para realizar operaciones, mientras que el resto se guarda en cajas o depósitos de valor en la zona euro o en el extranjero.

LUCHA CONTRA EL FRAUDE

Desde el punto de vista de la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda del Estado (IHE), no solo deberían desaparecer de la circulación los billetes de 500 euros, sino también los de 200 euros.

Según esta organización, “las facilidades para la circulación de efectivo son, como demuestra la experiencia internacional y las propias actuaciones de la Inspección de Hacienda, el auténtico nutriente de la economía sumergida y del blanqueo de capitales”. Además, “la realización de transacciones con formas de pago líquidas dificulta el control fiscal y facilitan el fraude”.

En este sentido, los inspectores consideran un acierto en la lucha contra la economía sumergida y el blanqueo de capitales “la limitación de los pagos en efectivo a un máximo de 2.500 euros” que adoptó el Gobierno en el año 2012.

En el documento “Reforma fiscal Española y ‘agujeros negros’ del fraude. Propuestas y recomendaciones” presentado por la organización en julio del 2014 ya se proponía potenciar el pago mediante sistemas electrónicos (tarjetas y transferencias). En opinión de los inspectores debería establecerse un derecho de cualquier consumidor para pagar, a cualquier empresario o profesional, con tarjeta de crédito a partir de una cuantía mínima, por ejemplo de 10 euros; estando obligado, correlativamente, el empresario o profesional a aceptar el pago.