Banco Santander, BBVA, CaixaBank y el francés Société Générale tenían de plazo hasta hoy para presentar ofertas en firme por Catalunya Banc y es muy probable que hayan aprovechado la oportunidad ya que, tras más de 13.600 millones en ayudas, el grupo nacionalizado ha pasado a ser un "jugoso pastel".

Oficialmente nadie desvela sus apuestas, pero no parece difícil pensar que más de un candidato puede que ofrezca al menos los 2.500 millones de patrimonio neto con los que cuenta el banco teniendo en cuenta que habrá más ayudas y con la compra reforzará su capital, pues podrá sacar buen provecho a los créditos fiscales.

El FROB, el fondo de rescate español, confía en que todos los interesados remitan sus apuestas y, si es posible, que no sea necesaria una segunda vuelta porque la mejor oferta sea un 50 % superior y supere en 200 millones a la segunda.

Si esto es así, el próximo lunes 21 de julio Catalunya Banc podría tener un comprador; de lo contrario, sería necesario dar un par de días más para mejorar las pujas, con lo que habría que esperar al menos hasta el jueves para tener un vencedor.

El grupo nacionalizado permite al comprador aumentar notablemente su cuota en el negocio de particulares de Cataluña, algo que interesa especialmente a Banco Santander, con más clientes del mundo empresarial, y en menor medida a BBVA tras la compra de Unnim.

Para CaixaBank hacerse cargo de CatalunyaBanc supondría reforzar su posición de claro liderazgo en la región, mientras que para Société Générale sería un importante avance de su exiguo negocio en España.

Después de dos intentos fallidos de subastar la entidad catalana, a la tercera será la vencida gracias a que el Estado, a través del FROB, "ha hecho todo lo posible" para que el grupo gane atractivo, según coinciden distintas fuentes financieras consultadas por Efe.

Desde el momento de su creación, el grupo fruto de la fusión de Caixa Catalunya, Tarragona y Manresa empezó a recurrir a las ayudas públicas y solicitó un préstamo de 1.250 millones con la promesa de que los devolvería.

Sin embargo, el tiempo demostró que lejos de retornar un solo euro a las arcas públicas, el grupo era incapaz de cumplir con las exigencias de capital y tras suspender las pruebas de estrés europeas, el Estado acabó dando por perdidos los primeros fondos aportados e inyectándole 1.718 millones más.

Aún así no era suficiente para reforzar un grupo, cuyas cajas habían llevado a cabo una política de riesgos totalmente imprudente, como lamentan ahora en el FROB, y que hizo que acabara necesitando 9.084 millones de euros de la ayuda europea a la banca española.

Es decir, 12.052 millones, que rebasaron los 13.000 millones al incluir una aportación de más de 1.000 del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) para dar liquidez a los miles clientes a los que vendió participaciones preferentes y deuda subordinada.

A pesar de todo ello, el Estado se vio obligado ayer a poner otros 572 millones para que Catalunya Banc se quitara de encima casi 6.400 millones de euros en hipotecas tóxicas, pues casi seguro que con ellas encima ningún banco estaría dispuesto a pujar hoy.

Si a esta pila ingente de fondos se suma que el grupo también se deshizo de su lastre inmobiliario con la creación del "banco malo", y que el Estado está dispuesto a ofrecer más ayudas al comprador, es más fácil entender que el interés por comprarla haya crecido.

Y es que además el Estado está dispuesto a cubrir parte del coste de las reclamaciones por preferentes, cláusulas suelo y coberturas de tipos de interés (swaps) e incluso una probable indemnización a Mapfre si el comprador rompe el acuerdo de bancaseguro que la compañía tiene con Catalunya Banc.