Las repercusiones de lasalida de Reino Unido de la UE serán enormes y no solo desde el punto de vista económico sino también financiero. Como principal plaza europea internacional, la city de Londres perderá más de 30.000 empleos que emigrarán hacia nuevos centros como París, Frankfurt, Amsterdam o Dublín. Por poner un ejemplo, el gigante Goldman Sachs ya ha anunciado que moverá hasta 3.000 personas desde la City a ciudades como Nueva York, Fránkfurt y París. La mayoría de las fuentes consultadas aseguran que uno de los principales temas de negociación del Reino Unido con la UE será la garantizar un estatus especial a la City de Londres, donde los bancos internacionales tienen sus sedes para la operativa europea.

«No tengo ninguna duda de que Theresa May intentará poner entre las prioridades de Reino Unido el permitir que desde la City se puedan realizar operaciones financieras de ámbito europeo a través de sociedades subsidiarias», explica un directivo que ha desarrollado toda su carrera en la City de Londres en banca de inversión y comercial. En Londres viven 10 millones de personas, mientras que la población de Fránkfurt no llega a las 700.000 personas. «Los empleados de la City no se quieren mover a Alemania y aun menos a París», explican estas fuentes.

SUPERVISIÓN FINANCIERA

El impacto del ‘brexit’ afectará también a las estructuras de supervisión financiera de la unión y muy especialmente a laAutoridad Bancaria Europea (EBA), con sede en Londres. La EBA forma parte junto a la Autoridad de Seguros y Pensiones de jubilación (EIOPA), con sede en Frankfurt, y la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA), ubicada en París, de las autoridades de supervisión europeas. Tres organismos creados a raíz de la crisis del 2008 para reforzar la estabilidad del sistema financiero europeo y establecer una supervisión coherente en todo el club.

Bruselas quiere aprovechar ahora el brexit para revisar todo este marco regulador. «La UE necesita dar un paso más en su esfuerzo para construir un mercado financiero más eficiente y estable equipado para afrontar los nuevos desafíos», justificaba hace unos días el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis. La salida británica le ha dado la excusa perfecta para replantearse por ejemplo el futuro de la EBA que tendrá que abandonar una vez que el Reino Unido deje el club. «La decisión de Reino Unido de abandonar la UE ofrece una oportunidad adicional par reflexionar sobre la idoneidad de la actual arquitectura de supervisión», señala el documento de la consulta.

Bruselas plantea la necesidad de aclarar varias cuestiones. La primera, si mantener el actual modelo de tres agencias o reformarlo. «Con Reino Unido fuera y el BCE que ejerce de supervisor no tiene sentido su existencia», aseguran fuentes del sector bancario. Desaparezca o no la EBA -la decisión la tendrá el Consejo Europeo- novios de momento no le faltan a una posible reubicación. Amsterdam, Madrid, Dublín, Milán o Luxemburgo son algunas de las que han sonado. París y Berlín podrían aprovechar, sin embargo, para ganar terreno dividiéndose el pastel.