La recuperación del empleo iniciada en los últimos años en España lleva aparejado un efecto menos positivo para las empresas y el mercado de trabajo: el absentismo laboral. El fenómeno, causado por bajas por enfermedad entre otros motivos, se ha disparado alrededor del 50% desde los niveles mínimos registrados durante la crisis y ha alcanzado el pico más alto desde el 2009. Además de aflorar problemas de salud, los expertos también ven detrás de los datos un síntoma del mal clima laboral que se vive en muchos centros de trabajo.

Todos los indicadores coinciden en mostrar la misma tendencia a una fuerte alza. Uno de los más utilizados para medir las ausencias de los trabajadores es el de las horas perdidas por incapacidad temporal que aparece en la encuesta trimestral de costes laborales que elabora el INE. El dato del segundo trimestre de este año muestra que cada trabajador perdió una media de 4,99 horas al mes, el 47,6% más que el mínimo de 3,38 horas y el nivel más alto desde las 5,01 horas del 2009, después de empeorar el incremento de las ausencias registrado hasta el primer trimestre.

MOTIVOS PERSONALES / Otro indicador del incremento se puede encontrar en la encuesta de población activa (EPA), según la cual el número de trabajadores que perdieron horas de trabajo por «razones personales o responsabilidades familiares» ha aumentado el 50% en relación con la cifra más baja en un tercer trimestre y supone además el nivel más alto también desde el 2009.

Entre los motivos que explican la escalada de las ausencias en el trabajo, tanto las comprendidas en las bajas por incapacidad temporal como el absentismo por otras causas, se encuentran, según explican los expertos y los sindicatos, la disminución del miedo a quedarse en paro debido a la mejora del mercado de trabajo, el aumento de las cargas de trabajo por el mayor volumen de actividad que tienen que asumir las plantillas y la desmotivación creciente de los empleados en un contexto de precariedad laboral.

El asunto se ha convertido en motivo de preocupación en numerosos departamentos de recursos humanos y también en la patronal CEOE, que vinculó un tramo de su oferta de subida salarial en la negociación de un pacto finalmente frustrado con los sindicatos a la reducción del absentismo en las empresas.

Pero esa reducción que busca la patronal también depende, en buena parte, de la política que sigan la dirección y los mandos, según un estudio elaborado por la consultora Ayming. «En muchas empresas consideran que el absentismo es una pieza clave de la gestión, pero no se han planteado hacer acciones o no se enfoca adecuadamente», explica Almudena Goulard, experta en el tema de Ayming. A su juicio, en el absentismo también es de aplicación la máxima de que más vale prevenir que curar y eso implica una política de recursos humanos que tenga en cuenta a los trabajadores y sus necesidades.

Razones personales / Los directores de recursos humanos encuestados por la consultora admiten que una buena parte de las ausencias de sus empleados, al margen de las causadas por enfermedad, son por razones personales, las altas exigencias del trabajo, la falta de reconocimiento de su labor o la insatisfacción con el sueldo. «Hay mucha presión para reducir el absentismo y el equipo también presiona. Si miras a corto plazo, lo conseguirás, pero tienes que mirar a largo plazo. Lo conseguirás por encima de las personas, pero no con las personas», añade Goulard.

Para lograr una reducción sostenible a medio y largo plazo del absentismo es crucial mejorar la comunicación bidireccional entre los mandos y los directivos y la plantilla, y viceversa, y dar a los trabajadores la oportunidad de tomar decisiones sobre su propio trabajo. Las compañías que cumplen esos requisitos mejoran su productividad en porcentajes superiores al 90%, según un sondeo de la consultora.