Ni con el doblete histórico bajo el brazo después de levantar en Cardiff su segunda Champions consecutiva se decidió Zinedine Zidane a dar por sentada de una vez su continuidad en el banquillo del Real Madrid la próxima temporada, como está estipulado en un contrato que será ampliado además hasta junio del 2020. "Creo que voy a seguir el próximo año", se limitó a decir un tanto azorado en la sala de prensa del Millennium Stadium de la capital galesa después de que le comentaran que el presidente, Florentino Pérez, había dicho que "se puede quedar en el Madrid toda la vida".

"Zidane tiene contrato en vigor, seguirá seguro. Lo hubiera hecho habiendo ganado o no. Ha logrado una Liga, una Supercopa de Europa, dos Champions y un Mundial de Clubs. En 17 meses ha logrado todo esto. La planificación de nuestro entrenador ha sido perfecta", había dicho también el dirigente blanco y ni así se atrevía a sacar pecho el técnico francés, aunque a la postre se refirió a que su trabajo y el de los jugadores tendrá que ser más duro todavía si la temporada que viene quieren repetir alguno de los grandes títulos conquistados esta campaña. Llegó como apagafuegos de emergencia tras el despido de Rafa Benitez y en tan poco tiempo ya se ha convertido en un entrenador de leyenda para el Madrid.

AMBIGÜEDAD

Pérez dio a Zidane el respaldo definitivo que no había salido a darle antes de que el conjunto madridista conquistara en Málaga la Liga, el objetivo prioritario del curso. No lo hizo antes, ni en público ni en privado, y la ambigüedad del entrenador cada vez que se veía obligado a referirse a su futuro levantaba gran suspicacia en una plantilla comprometida al máximo con su jefe, salvo en casos muy aislados.

Eso no quita que alguno como Sergio Ramos tuviera que salir a la palestra para afear al técnico su fea costumbre de acusar a los jugadores de falta de actitud cada vez que se producía un tropiezo. Lo hizo tras perder contra el Sevilla y el Valencia y lo volvió a hacer tras el empate ante el Atlético en el Bernabéu de principios de abril. En los tres casos, como más tarde tras la derrota contra el Barça en el clásico, Zidane fue duramente criticado por su política inconveniente de cambios y, en el caso del triunfo azulgrana, por no poder controlar al equipo en los minutos finales para aguantar el empate.

GESTIÓN DE RECURSOS

En el balance final, sin embargo, aparece la gestión de los recursos con que ha contado en la plantilla como el factor más relevante para llegar a la fase decisiva de la temporada con los futbolistas en el mejor momento físico y anímico posible. Todos se han sentido importantes y Cristiano Ronaldo más que nadie después de haber comulgado con que la política de rotaciones llevada a cabo por el entrenador era lo idóneo para alcanzar los objetivos.

El goleador portugués no pudo menos que rendir tributo público a su entrenador sobre el mismo césped tras la final y tras él lo hicieron cuantos fueron preguntados al respecto. Menos James, que no se tomó nada bien quedarse la grada e intentó incluso pasar de su entrenador durante la celebración. Al final, el colombiano se vio obligado a darle un tibio abrazo buscado por el propio Zidane cuando el jugador pasaba de largo junto a él. James, con todo, sí dio al cara cuando el llamado Madrid B encadenó victorias a domicillio en la Liga en Eibar, Leganés, Gijón, A Coruña y Granada para contribuir de manera sobresaliente a que el A llegara fresco a los asaltos finales.

VOLANTAZO TÁCTICO

Y para quien todavía ponía en tela de juicio la capacidad táctica de Zidane para dar un volantazo pertinente en el momento adecuado ahí quedó el segundo tiempo en Cardiff. El Madrid dio un paso adelante con los ajustes realizados, presionó mucho mejor, se adueñó del balón, encontró mayor profundidad por las bandas y la conexión Isco-Modric-Kroos acabó por desarmar a la Juve.

Todo eso celebró la afición madridista en La Cibeles de madrugada y lo ha vuelto a hacer, ya con el equipo, este domingo por la tarde tras las visitas protocolarias al Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. Y Zidane, como no podía ser de otra manera, recibió todas las muestras de reconocimiento que merece, empezando por el propio Florentino Pérez. "Tenemos el mejor equipo del mundo y el mejor entrenador del mundo, uno de los grandes mitos del madridismo que ha demostrado con humildad su inteligencia y categoría", señaló el presidente blanco.

Más tarde, buena parte de los aficionados que casi llenaban el Bernabéu ha cerrado la fiesta con gritos de "Piqué, cabrón, saluda al campeón" después de pedir el quinto Balón de Oro para Cristiano Ronaldo. El goleador portugués ha vuelto a sacar pecho tras el homenaje recibido. "Intento dar lo mejor de mí siempre. Desde mi primera temporada aquí he demostrado que sé hacer las cosas bien. Los números no engañan, hablan por sí mismos. Estoy muy agradecido a la afición y a mis compañeros, que me han ayudado mucho", ha declarado en Real Madrid TV.