ESTADIO: Nova Creu Alta. Asistencia: Unos 5.400 espectadores, con presencia blanquiverde. Terreno de juego: Bien

SABADELL: De Navas (1), Songo'o (49), Olmo (24), Toni Lao (17), Bermudo (3), Héctor Simón (6), Samuel (16), Arteaga (7), Manu Lanza (12), Aarón Bueno (22) y Florian (19). Cambios: Fran Piera (11) por Aarón Bueno en el 56', Puigdollers (8) por Samuel en el 65' y Joaquín (9) por Arteaga en el 72'.

CÓRDOBA: Alberto García (1), Fernández (17), Gaspar (4), David Prieto (22), Fuentes (3), Borja (10), López Garai (14), Javi Hervás (28), López Silva (19), Charles (11) y Patiño (9). Cambios: Pepe Díaz (7) por Patiño en el 74', Quero (23') por López Silva en el 82' y Alberto Aguilar (20) por Hervás en el 86'.

EL ÁRBITRO: De Burgos Bengoetxea (C. Vasco). Debutante en la categoría. Pasó prácticamente desapercibido, salvo por los fuera de juego en contra del Córdoba. Amonestó a Olmo (41') y Héctor Simón (70') por parte local y a Gaspar (44'), Alberto García (74') y Pepe Díaz (75') por parte visitante.

LOS GOLES: 0-1 (12') Centro de Fuentes y cabezazo de Patiño. 0-2 (57') Pase de López Garai a Charles, que cruza ante De Navas. 0-3 (69') Dejada de Patiño a López Silva, que dispara duro y ajustado al palo.

LA CRÓNICA

Una gota fría afectó anoche a la comarca del Vallés Occidental y se cebó especialmente con una de sus dos capitales, Sabadell, en donde se formó un pequeño tifón sobre el que tanto los lugareños como un centenar de visitantes que se acercaron por la zona, aseguraron que tenía tintes blancos y verdes. La inclemencia tuvo especial virulencia entre las 22.00 y las 22.45 horas y el ojo de ese pequeño huracán estuvo concentrado en la Nova Creu Alta y, aunque solo soltó un granizo en ese lapso de tiempo, luego, cuando se hizo ventisca, aún tuvo ocasión de soltar dos perdigonazos más que rompieron por completo a un CE Sabadell que se vio impotente ante la superioridad táctica, física, anímica y futbolística del equipo de Paco Jémez.

Lo que anoche hizo el Córdoba sobre el césped del estadio sabadellense, principalmente en la primera mitad, no fue sino una reivindicación en toda regla. Para ello, los de Jémez volvieron a editar los momentos vividos en Pucela, hace varias semanas. Aunque en esta ocasión con signo diferente. Entre otros motivos, porque el rival no era el blanquivioleta. Pero no resta ni un ápice de mérito. Este Sabadell es el mismo que hasta el cruce de anoche compartía el cartel de equipo revelación junto con el Córdoba y es también el mismo que no había perdido en la Nova Creu Alta hasta ahora. Más allá de detalles, lo cierto es que Lluis Carreras no encontró respuesta táctica al sistema planteado por Paco Jémez. Es más, casi ni se sintió preguntado por el de Fátima desde el primer minuto, por lo que en el momento en el que el colegiado dio orden de comenzar el juego solo hubo un equipo sobre el terreno de juego. Lo raro es que al descanso no se hubiera registrado ya un resultado de escándalo, vistas las ocasiones acumuladas por los cordobesistas. Sí, en todas las situaciones oníricas, relajadas, felices, existen picos que obligan a mirar hacia otro lado, menos bello y agradable, pero real. Y las llegadas del Córdoba, ayer, las ocasiones generadas, los remates francos a puerta, las situaciones de uno contra uno ante el portero, los contragolpes de tres contra dos o de cuatro contra tres debían haber finalizado de mejor forma. Pero fue tal la capacidad de creación de peligro del Córdoba, tantas las complicaciones en las que metió a su rival, que no le hizo falta ni un 40% de efectividad. ¿40? ¡Ni tan siquiera un 30%!

Ya solo en ese primer acto, un mano a mano de Patiño con De Navas, un gol anulado por supuesta mano de Charles, un disparo de nuevo de Patiño, una gran jugada del madrileño con Charles, un centro-chut de Fernández o una nueva dejada de Patiño a López Silva, con disparo raso y ajustado del onubense fueron las más destacadas (no las únicas) ocasiones de los de Jémez. Todo eso en unos 45 primeros minutos en los que el mando, el control, el fútbol en definitiva, fue del Córdoba, que desde el primer minuto puso intensidad, ideas, ganas de ganar y, por momentos, hasta belleza. Como ejemplo, Alberto García cogió el primer balón en juego con las manos en el minuto 33, cuando ya el Córdoba ganaba por 0-1 tras un espléndido cabezazo de Patiño a un tremendo centro de Fuentes. Por buscar la perfección, la única pega que se le podía poner a esos primeros 45 minutos del Córdoba es que se había dejado al rival vivo , porque debió haber cerrado el encuentro ya en ese acto. Dos escenas no pueden echar por tierra la gran obra cinematográfica que se gestaba.

El Córdoba tuvo superioridad numérica en el centro del campo desde el primer minuto y la explotó al máximo; el juego y las ocasiones fueron suyas, sobre todo en una primera mitad de fábula

El reencuentro (esperemos que no sea flor de un día) con el gol sirve para romper otro dato en la historia: la Nova Creu Alta ya no es territorio virgen para los cordobesistas

Tras el descanso, y al igual que en los últimos minutos del primer acto, el Córdoba dejó hacer al Sabadell, sabedor de la debilidad del rival. Los arlequinados no encontraban el camino. Es más, cuando dudaban de si ese camino realmente existía, vino el mazazo blanquiverde por medio de un gran pase de López Garai (tremendo su partido) a Charles. El brasileño se fue entre dos defensas y cruzó a la derecha de De Navas.

Pero no era el resultado, claro, sino el juego. El Córdoba se imponía claramente al rival. Por momentos había que repasar si había realmente 22 jugadores sobre el campo, si se habían escapado una, dos o hasta tres expulsiones de los locales, que parecían jugar con menos futbolistas. Mérito del constante toque de balón cordobesista y búsqueda de espacios, praderas, dejados por el equipo de Carreras, que se movía como un pez dentro de la red tejida por el rival. Finalmente, el Córdoba cerró la película (título: primera victoria en la Nova Creu Alta en la historia) con un gol del que más lo merecía. López Silva disparó duro y ajustado tras otro servicio de Patiño, que recibió el balón de Fuentes.

A partir de ahí, una escena final en la que los blanquiverdes se entregaron al contragolpe y, a pesar de tener varias ocasiones, tampoco supieron culminarlas. No quita brillo a una gran obra que los aficionados desplazados vieron como si estuvieran en una sala cinematográfica.

Y, para colmo, los números. No solo estar en puestos de eliminatoria de ascenso y convertirse en la única revelación, sino los 22 puntos, solo tres menos de los conseguidos el año pasado en toda la primera vuelta, merced a su reencuentro (con más trabajo de lo que parece y esperemos que no solo momentáneo) con la capacidad realizadora. Cambiando el estribillo de Aute sobre el cine: Y los sueños... goles son.