Cuando en pleno invierno el Córdoba acometió de una tacada ocho refuerzos, espoleado por la llegada de Jesús León y Luis Oliver, solo un optimista acérrimo podía pensar que la salvación estaría a tiro de una última victoria en casa, con la afición apoyando los 90 minutos y ante un rival al que le vale el empate. El técnico del Córdoba, José Ramón Sandoval, tiene una cuota muy importante de responsabilidad de la remontada conseguida, que se inició durante el invierno y continuó en una primavera que devolvió la alegría al cordobesismo. Ahora, el invierno parece haber vuelto a El Arcángel, con el recuerdo de unos refuerzos que desde el mes de enero han aportado muchísimo para la consecución de una permanencia que hoy parece al alcance de la mano. Cuesta establecer una jerarquía de rendimientos de los fichajes invernales porque cada uno en su faceta ha demostrado una entrega y una calidad imprescindibles para recortar 13 puntos con la zona de la salvación. Pero a la mente de muchos aficionados del Córdoba viene en primer lugar José Antonio Reyes. El utrerano llegó con la vitola de estrella indiscutible aunque en un bajo estado físico. Conforme fue recuperando la forma comenzó a dar destellos de una calidad determinante. Su capacidad de asociación con Sergi Guardiola ha logrado muchos puntos. Pero además de asistencias la permanencia, si finalmente se consigue, también llegaría gracias a la mejora defensiva. Quintanilla y Valentín han aportado solidez y trabajo. Aythami Artiles, sin embargo, no solo se ha convertido en pieza indispensable de la zaga, sino que su carisma y sus goles (hasta cuatro) devolvieron la felicidad a la hinchada cordobesista. Narváez, con cinco tantos, fue también muy importante durante un tramo de la segunda vuelta. Todos los fichajes de invierno, a su modo, han hecho creer al cordobesismo que el invierno está de vuelta. Que el infierno de la Segunda B no llegará. Hoy toca rematar la faena.