Sus ojos brillaban de felicidad. Stanislas Wawrinka intentaba ocultar su emoción al lado de Roger Federer. Tenía en sus manos la copa de campeón del Montecarlo. Acababa de ganar a su amigo hasta entonces casi imbatible para él tras dar la vuelta al marcador: 4-6, 7-6 (7-5) y 6-2. Un triunfo para inscribir su nombre en la 108 edición y en el palmarés de uno de los pocos Masters 1.000 que Federer seguirá sin tener después de cuatro intentos fallidos, tres con Rafael Nadal (06-07-08) y ayer.

Para Wawrinka suponía, además, el primer torneo de esta categoría que se apunta, a sus 29 años, en una temporada en la que parece haberse quitado todos sus complejos y que comenzó con el triunfo en el Abierto de Australia en enero. Situado siempre a la sombra de Federer, con quien Wawrinka contaba por derrotas (13) casi todos sus partidos jugados (14), Wawrinka puso fin a su racha negativa ante el exnúmero 1 en un escenario en el que nadie hubiese apostado, antes de empezar el torneo, que se jugaría una final suiza.

Pero una vez consumado ese derbi contra natura en tierra, pocos podían pensar que Federer dejaría escapar una oportunidad única, sin Nadal, sempiterno finalista desde el 2005 en el Country Club. Y mucho más después de ganar el primer set con bastante comodidad. Pero ayer a Wawrinka no le tembló la mano ante su amigo y supo dar la vuelta al marcador apuntándose el tie break del segundo y, con una comodidad inusual, adelantándose 4-0 en la tercera manga y hacerse con la final en dos horas y 13 minutos.

Después de eliminar a Novak Djokovic en las semifinales, Federer tenía ayer una oportunidad única, no solo de ganar por primera vez Montecarlo, sino de aumentar su cuenta de Masters 1.000 a 22 títulos. Pero el exnúmero 1 no tuvo la fuerza física ni la ambición suficientes para ganar. Federer se entregó en la pista a su amigo, con quien sueña este año ganar la Copa Davis. "Me alegro de haber jugado contigo esta final y te felicito por tu triunfo. Deseo que sigas con tu buena temporada", le dijo Federer en la entrega de premios. Curiosamente, la anterior derrota de Federer ante Wawrinka se produjo también en Montecarlo, en el 2009, en octavos de final.

Wawrinka confirmó su estatus de actual número 3 mundial y su capacidad para presentar la candidatura a Roland Garros, tras deshacerse en semifinales de un especialista de la tierra como David Ferrer. El tenista suizo conquistó el séptimo título de su carrera, en 16 finales disputadas, y se convierte en el tercer jugador que rompe el monopolio de los cuatro grandes en los últimos años, en los que Nadal, Federer, Djokovic y Murray se han repartido 34 títulos de 36 torneos de esta categoría máxima. El sueco Robin Soderling y David Ferrer lo habían logrado en Paris-Bercy, respectivamente en los años 2010 y 2012.

"Esta semana he recuperado mis mejores sensaciones después de la victoria en Australia. Tras haber ganado mi primer Grand Slam, han pasado muchas cosas y no es fácil asumirlas. Ahora parece que todo vuelve a su sitio", explicó Wawrinka, que felicitó especialmente a Federer y le hizo los honores. "Es un orgullo ganar aquí en Montecarlo mi primer Masters 1.000 y hacerlo ante un gran campeón como tú. Eres uno de los más grandes campeones de todos los tiempos y quiero agradecerte lo que has hecho por el tenis".

Junto a Wawrinka, también celebraron un triunfo especial los gemelos estadounidenses Mike y Bob Bryan, que en Montecarlo conquistaron el título 100 de su carrera en la modalidad de dobles ante el croata Ivan Dodig y el brasileño Marcelo Melo por 3-6, 6-3 y 10-8.