El Córdoba continúa negociando con Víctor Pérez Alonso (Albacete, 12 de enero de 1988), con el Levante y con el Valladolid para que la llegada del manchego a El Arcángel sea una realidad. No es una posición ni un jugador más. El conjunto blanquiverde no anda sobrado en esa zona en los últimos años y lo ha acusado sensiblemente, siendo castigado con una incapacidad notoria para realizar juego. Ni Carlos Caballero, un mediapunta reconvertido, ni Abel Gómez, que además de la reconversión debía cargar con la edad, han solucionado el agujero en una parte fundamental del campo y del fútbol que ha de generar el equipo. Y Emilio Vega se ha fijado en un jugador que para el Córdoba, a priori, sería de jerarquía, más allá de esa aventura de tres meses en la MLS. Porque la historia de Víctor Pérez bien resume el ascenso progresivo que, como individualidad, ha logrado transmitir a sus equipos. En el 2009 fue fundamental para el Alcorcón de Anquela, ya que con 20 años jugó en 32 encuentros, solo 11 de titular, aunque llegando a sumar casi 1.300 minutos y cinco goles. De ahí saltó al Huesca, en Segunda, con Calderón primero y con Onésimo después, y con una medular clásica formada por Camacho y Helguera. A pesar de ello, Víctor Pérez llegó a acumular minutos. Los suficientes para que Miroslav Djukic se fijara en él como pieza básica en el proyecto del Valladolid que buscaba el ascenso a Primera. Sumó más de 40 partidos, siete goles, y dejó dos botones de muestra en los play-off contra el Córdoba. Ahí demostró qué tipo de futbolista puede llegar a ser si se piensa en clave blanquiverde. Máximo equilibrio en el balance defensa/ataque, un claro criterio a la hora de manejar no solo el balón sino también el tiempo de su equipo y del partido, y deseo de tener continuamente la posesión. Con un jugador muy físico como Nafti, el manchego completó una gran temporada que volvió a superar la siguiente, esta vez en Primera División, que no torció ni siquiera una rotura de peroné. El descenso del Pucela le hizo viajar hasta Valencia, a un Levante obligado a tirar de físico puro y duro para salvar la categoría a cualquier precio, algo que pagó Víctor Pérez, un jugador con un punto más de equilibrio, algo que le vendría como anillo al dedo al Córdoba de José Luis Oltra. Con pivotes físicos en la plantilla, la aportación del manchego se plasmará claramente como una cuestión de consistencia. Si la negociación cuaja, el conjunto blanquiverde podría haber dado un pequeño gran paso.