2 - Córdoba: Alberto; Fernández, Gaspar, David Prieto, Fuentes (Ximo Navarro, m.80); Borja García, Javi Hervás, López Garai, López Silva; Carlos Caballero (Tena, m.67); Patiño (Charles, m.52).

0 - Elche: Juan Carlos; Carpio, Héctor Rodas, Pelegrín, Edu Albacar; Xumetra (Perico, m.71), Acciari (Generelo, m.60), Mantecón, Palanca; Nicki Billie y Ángel.

Goles: 1-0, M.35: Javi Hervás. 2-0, M.83: Borja García.

Árbitro: Sureda Cuenca (Colegio Balear). Expulsó en el minuto 63 al local Gaspar, por doble amarilla, y a los visitantes Edu Albacar, con roja directa en el 66 por agresión, y a Pelegrín, por la segunda amarilla en el 79. También amonestó a López Garai, López Silva y Javi Hervás, por el Córdoba, y a Carpio, Palanca, Héctor Rodas y Mantecón, por el Elche.

Incidencias: Partido de la vigésimo segunda jornada de Segunda A, la primera de la segunda vuelta, disputado en El Arcángel ante unos 10.600 espectadores, con terreno de juego en irregulares condiciones.

LA CRÓNICA

El fútbol es raro. Más que un torero con gafas. En El Arcángel se enfrentaban dos equipos con proyectos muy diferentes el pasado verano. El Elche, serio candidato para todos en la lucha por el ascenso visitaba a un Córdoba que se encontraba a solo tres puntitos después de una vuelta y que permanece en la tabla con idéntico gozo que el de la monja que abandona los hábitos y visita un local de copas nocturno por primera vez. Un mundo nuevo y feliz, como cantaba Karina.

Y desde el primer minuto se intercambiaron los papeles. Los franjiverdes llegaron con la idea de que no se jugara al fútbol, de agarrarse a una mínima esperanza, de que el rival no desplegara sus armas. Después del partido en el Martínez Valero y el de ayer habrá que convenir que Paco Jémez no le ha comido la tostada a José Bordalás. Además, se le ha bebido el café y ha dejado que pague él la cuenta.

Porque los ilicitanos plantearon un encuentro de apenas una hora. Y lo meritorio es que los blanquiverdes se adaptaron a lo que les planteó el enemigo. Un Córdoba bragado aceptó el envite, el choque de cuadrilátero de un Elche que en la primera parte no disparó entre los tres palos y que anduvo más preocupado de tapar a Borja y a López Silva (algo que consiguió al 50%), de evitar las transiciones rápidas de los blanquiverdes y, sobre todo, las circulaciones rápidas de balón, las combinaciones. En ese escenario se fajó un Córdoba que no anda, precisamente, sobrado de gol, y que ya sabía de antemano que no iba a disponer de demasiadas llegadas y aún menos ocasiones. Pero aceptó jugar en el campo rival . Con sus planteamientos, con sus armas.

Con ello, el Córdoba avisó. Cuando aún no se había ajustado el muro ilicitano, Juan Carlos tuvo que intervenir a disparo de Borja. Pero fue una mínima concesión. Esos primeros instantes de buena recuperación de balón de los locales dieron paso a una fase en la que el Elche se acorazó. El buen funcionamiento de la presión franjiverde provocó alguna precipitación en los de Jémez. Con todo, el Córdoba mantuvo la tensión competitiva, que es lo que exigen los equipos de Bordalás. No se vino abajo ni se aturulló, ni mucho menos se arrugó. Continuó con fe y, en ocasiones, hasta descaro. Como el de Borja en el minuto 25, rabona incluida, y detenido en un aparente penalti no pitado.

La grada aportó algo más de lo que le correspondía. La presión ejercida por El Arcángel tuvo mucho que ver con el desenlace del encuentro, con esa media hora final que el Elche ya no pudo (¿quiso?) jugar. Y, de repente, los blanquiverdes dieron de su medicina a los visitantes. No necesitaron 20 ocasiones ni innumerables llegadas. Tocándola desde atrás: Fuentes, López Garai, López Silva... Pase a Javi Hervás y el Córdoba por delante en el marcador. El plan visitante explotó en mil pedazos. No necesitó el Córdoba un juego preciosista, ni transiciones rápidas. Ni tan siquiera excesiva profundidad por las bandas. Logró combinar en las tres ocasiones que el Elche le permitió en 45 minutos y aprovechó una de ellas. Los de Bordalás se fueron al descanso con la ofuscación de no cuadrarle las cuentas y aún menos el plan. En los pocos minutos antes de que el irresponsable Sureda decretara el final de la primera parte, los visitantes no hicieron mínima intención de modificar el esquema. Eso sí, Mantecón ya mostró un depósito de Vespino y Bille y Palanca, tener más piernas que cabeza.

El Córdoba intentó en la primera parte tener el balón o, en su defecto, aprovechar las escasas opciones que le dio el Elche... Y lo hizo. El gol de Hervás rompió a los de Bordalás

El Elche, muy presionado tras dos derrotas consecutivas, fue desquiciándose paulatinamente y terminó por salirse del encuentro. El Córdoba mantuvo la concentración

Diez minutitos concedió el Elche al Córdoba en la segunda parte. Una ocasión abortada por Alberto García, un par de llegadas con cierto criterio y la tensión competitiva se transformó en tensión a secas y con mayúscula. Y esta dio paso a las brusquedades. En ese escenario de patio de instituto del Bronx en los años 70 fue irónico ver a Gaspar irse antes de tiempo a la ducha. Pero el que acabó de sacar los demonios de todos y cada uno de los ilicitanos fue un Charles que saltó al campo en plan estrella. Un expulsado, una amarilla, una asistencia e instalar el pánico entre los ilicitanos fue el bagaje de un brasileño que parece tener sangre italiana. O espartana. En todo caso, cada día que pasa está más claro que Charles nació en Brasil por accidente. La acción de macarra de Albacar dejó igualados numéricamente a ambos contendientes. Pero no era suficiente. Ciertos minutos de desconcierto por parte local, como si el rival aún estuviera en superioridad, se terminaron con la expulsión de Pelegrín. Hacía mucho que el partido no existía, pero con la salida del central ya no hubo opción alguna para evitar la fiesta en El Arcángel.

Jugadas con casi 20 pases finalizadas con disparo de un lateral, llegadas al área ilicitana a cargo de los hombres de mayor calidad local y, como remate, la enésima acción de Charles, dando el pase a Borja para que el madrileño, solo ante Juan Carlos, certificara el triunfo, el regreso a los puestos de privilegio y el pichichi del equipo en la actual temporada.

Se cerraba un encuentro extraño por la aceptación local finalizada en triunfo. El Córdoba demostraba una inusitada, sorprendente pegada, propia de un candidato de siempre al ascenso, ante un enemigo que concede poquísimo. El Elche, por su parte, llegó como sorpresivo aspirante a otras cotas y vino a pegar. Uno y otro tuvieron el premio que les correspondía.