Vuelve el Córdoba al Ramón de Carranza el próximo sábado, en donde le espera un Cádiz con un tridente ofensivo para preocupar, formado por Álvaro García, Salvi y Ortuño en punta, que fue protagonista en el partido de la primera vuelta en El Arcángel con un doblete y un gran encuentro.

Nadie se acuerda ya de aquel verano del 2008, en el que el Córdoba, en la primera vuelta, se impuso en el campo gaditano con gol de Arthuro tras un saque de esquina de David Pérez Arteaga. El equipo era entrenado entonces por Paco Jémez, que aún presentaba desequilibrios en su sistema e incluso renuncias a sus ideas. O quizás es que los jugadores no le escucharon demasiado. El caso es que aquel gol del brasileño hizo que en la segunda parte el conjunto blanquiverde se metiera en la cueva y apenas apareciera para un remate, también de cabeza, de Javi Moreno. Un Cádiz entrenado entonces por García Remón y que tenía en sus filas hombres como Gustavo López o Lucas Lobos, que sólo inquietaron a los cordobesistas por las dudas que mostró durante todo el encuentro Julio Iglesias.

Diferente fue lo del 2009, bajo el mando de Lucas Alcaraz, férrea defensa, ni una concesión a la alegría. Enfrente, un Cádiz con Kiko Casilla, actual portero del Real Madrid, con López Silva y Caballero (jugó la segunda parte), con Cristian, exlateral también del Córdoba, con Diego Tristán en el crepúsculo de su carrera o Erice, actual centrocampista del Oviedo.

El encuentro fue un monólogo cadista con un Córdoba constantemente agazapado ante un Cádiz en el que brilló especialmente López Silva, el «Messi de la Bahía», idolatrado por los cadistas y que tuvo como pequeña ventaja un lateral izquierdo reconvertido como Agus.

El Córdoba no disparó a puerta en 90 minutos y se entregó a la inspiración de Raúl Navas cuando aún era Raúl Navas. Seis intervenciones de mérito, dos de ellas en el tiempo de descuento, lo que provocó el cachondeo de la grada: «Navas déjate, Navas déjate, Naaavas déjaaateee».

El perfil de partido fue claro, tanto que el propio Lucas Alcaraz declaró tras el mismo que «lo lógico hubiera sido una goleada».

Y Navas, tras reconocer sus sentimientos por su tierra («orgulloso de que aún me recuerden aquí»), declaró, también con su pizca de sorna que «el punto es justo... Entre comillas».

El Córdoba regresa al Ramón de Carranza el próximo sábado. Su tercera visita en la última década. Sufrió mucho en sus dos anteriores visitas, pero no sólo no perdió, sino que ganó en una de ellas. En el próximo también tocará sufrir.