Barcelona: Valdés; Adriano, Mascherano, Piqué, Alba; Xavi, Song, Iniesta; Neymar, Cesc y Messi.

Sevilla FC: Beto; Coke, Cala, Fernando Navarro, Alberto Moreno; M'Bia, Rakitic, Iborra; Jairo, Marin; y Gameiro.

Arbitro: César Muñiz Fernández (Comité Asturiano).

Estadio: Camp Nou.

Hora: 20.00

Televisión: C+ Liga / Gol TV.

Incidencias: Jornada 4.

Se sienta, tranquilo y relajado, en la sala de prensa, siempre con ropa de entrenamiento, recién llegado del campo de la ciudad deportiva, después de una breve charla con José Manuel Lázaro, el responsable de prensa del Barça. Una de las personas que le abren, a diario, los ojos sobre ese nuevo universo en el que aterrizó como "un paracaidista", según definición propia, o como "un surfista sobre la ola más grande", como lo hizo Andoni Zubizarreta, el director deportivo azulgrana. Ahí arriba, los ojos de Gerardo Martino están más despiertos que nunca. Mira con atención mientras descubre el otro Barça, ese que no se enseña en ningún lugar. Ese que no vio desde Rosario mientras disfrutaba en el sofá de su casa de la monumental obra levantada por Guardiola. Y por Tito.

"Lo más difícil de ser entrenador del Barcelona no es entrenar a estos jugadores, sino opinar de cosas sobre las que no tengo opinión", dijo Tata ayer con una delatora sonrisa cuando le preguntaron, entre otras cosas, por una posible denuncia a Messi por llevar a su hijo Thiago en el coche sin la silla reglamentaria ("no, no sabía nada, la verdad que no", alegó asombrado por recibir esa inesperada cuestión horas antes de volver a la Liga con el duelo ante el Sevilla) o cuando le inquirieron sobre su presencia en la Diada. "Quedaría fenomenal si dijera que pedí ir yo. Pero no fue así. Era un acto institucional y hay cosas que se deben hacer", argumentó Martino, imbuido de ese carácter de hombre de club que tantas puertas del Barça le ha abierto en un rapidísimo aterrizaje.

"NO HABLO DE POLITICA" No lleva ni dos meses en el Camp Nou (llegó el pasado 26 de julio) y ha aprendido más cosas de las que podía imaginar. "Si no hablaba de política en Argentina... como para hacerlo aquí", dijo en tono prudente cuando le insistieron sobre la dimensión, y por supuesto las repercusiones políticas, sociales y ciudadanas de la cadena humana que recorrió Cataluña a través de las manos cruzadas que unieron a 1,6 millones de personas. Martino, asombrado, miró y calló. Donde se siente feliz y tranquilo es sobre el césped, ayer, sin lucir esa ya tradicional gorra puesta al revés. Pero con el silbato, eso sí, colgado de su cuello, aferrado a una libreta donde escribe todos sus secretos. Ahí Tata es el Tata de Newell's. La diferencia está, como es obvio, fuera del campo.

A CUENTA DE BALE Pero no ha tardado en ir asimilando los códigos de ese nuevo universo, que todavía no ha descubierto del todo. Como le dijo el pasado domingo en TV-3 el presidente Sandro Rosell, "hay cosas que no se pueden decir aunque se piensen". Era a propósito de su queja por el coste de Bale, la nueva estrella del Madrid, convertido en uno de los más caros del mundo después de haber invertido Florentino 91 millones de euros, según él, o 101, según el Tottenham. "Palos me han dado", dijo sonriendo. "No quiero más. Basta. Pero mi comentario no fue un análisis futbolístico, iba por otro lado", reiteró Martino sin renegar de su postura y sin valorar que Zidane, el ayudante de Ancelotti, un par de semanas después, le había dado la razón quejándose del coste.

DESCANSO A PEDRO Mientras va explorando con tacto y sigilo ese otro Barça, del cual no existe manual de estilo, Martino no deja de tomar decisiones. Ayer, dio descanso a Pedro (titular en cuatro de los cinco partidos oficiales del Barça e intocable para Del Bosque con España), argumentando, como ya hizo con los descartes de Xavi y Alexis en Mestalla, que "necesito jugadores para nueve o diez meses no para tres o cuatro semanas". Ha recuperado a Sergio Busquets, quien ha recibido el alta médica, y está exultante porque Puyol realizó ayer, al fin, una parte del trabajo con el grupo. "La vuelta de Puyol significa tener el central que tanto se reclamaba", subrayó Martino, convencido de que a finales de este mes, tal vez el sábado 28 en Almería, pueda reaparecer el capitán tras estar más de seis meses de baja con dos operaciones en la rodilla derecha : una en marzo, otra en junio.

El empeño de Tata es evolucionar el sistema de juego. Es, en realidad, construir el futuro con un viaje al pasado. "Vamos proponiendo cosas nuevas entre comillas, cosas ya vistas durante cinco años. Pero queremos reflotarlas un poquito", dijo. Por eso, entiende el mensaje de Piqué ("fuimos esclavos del tiki-taka") y no comparte las críticas recibidas. "No dijo nada malo. No entiendo ese revuelo, buscamos recuperar todas las facetas del juego para no ser previsibles", aseguró Martino. Pero bajo una premisa indestructible: "No hay ninguna intención de cambiar el núcleo de la cuestión de ninguna manera".