El Córdoba de Paco Jémez se ha hecho ya un hueco en la historia tras la victoria de hace una semana en Sabadell y la de anoche, en un Arcángel algo desangelado, sobre el Alcorcón. Dos triunfos que le hacen ser el mejor equipo tras el primer tercio de competición (o la jornada 14, como se quiera) en la historia de la entidad y que iguala en puntos a todos los conseguidos en la primera vuelta de hace tan solo una temporada.

Y sale a colación el encuentro de hace una semana porque sirve como botón de muestra, por comparación, para mostrar la evolución de este Córdoba de Jémez, al que dieron un grupo el pasado verano, ha logrado ya hacer un equipo y en la primavera se comprobará si tiene plantilla. Pero el mérito del de Fátima, a estas alturas, es irrebatible.

Porque si hace una semana, a pesar del fulgor del 0-3, del juego desarrollado y de debates supuestamente cerrados (nunca existieron, cuestión de números), anoche el de Jémez fue un equipo que adaptó toda su filosofía al rival y sobre todo al terreno de juego, del que algunos defendieron y juraron en la previa que estaba "bien". Por si fuera poco, el enemigo era un equipo trabajado tácticamente, de los típicos de Segunda, con un núcleo de individualidades que se conocen desde hace años y con un entrenador más que reconocido. A pesar de todo ello, el Alcorcón pasó por El Arcángel casi como un equipo fantasma, salvo por Saúl, que en la primera parte hizo el ensayo de lo que sería el gol de los madrileños y que llegó tras unos minutos de concesión por parte blanquiverde, tras verse muy superior.

Ese deambular amarillo sobre el maltrecho césped fue mérito cordobesista, con una columna vertebral que comienza por el hasta hace poco discutido Alberto García. El juego de este Córdoba necesita de un jugador de fútbol bajo el arco. Y el catalán es eso. Un futbolista que para con las manos todo lo que puede y algo más. Por delante de él, Gaspar, de nuevo anoche aportando toda su experiencia, colocación y resolución y, como compañía, David Prieto. El sevillano le ha ganado el puesto a otro buen central, como es Tena. El técnico eligió (es su trabajo) y, por lo visto hasta ahora, acertó. Unos metros más allá se sitúa Aritz López Garai, que resume todo lo hecho hasta ahora, incluida su actuación de anoche en una palabra: equilibrio. Un futbolista que no solo tiene a su equipo en la cabeza, sino también al rival. Sabe de espacios, de colocación (propia y ajena) y, cuando el encuentro lo requiere, como hace una semana, también de circulación. No es un enorme pasador, ni falta que hace, porque para eso le acompaña una de las grandes sensaciones de la Liga en Segunda: Javi Hervás. De nuevo el calvo destacó sobre muchos, dejando para la retina el pase a López Silva en el segundo gol blanquiverde y, posteriormente, en la misma jugada, la asistencia a Borja. Y en las vértebras, Charles y Patiño. Anoche, en un encuentro de trabajo, de esfuerzo, porque lo que tocaba ante el Alcorcón era que destacaran las bandas, posiblemente de las mejores de la Liga. Comenzando desde atrás, Fernández y Fuentes. El primero acaba de tomar la carretera nacional en la que entró el segundo la temporada pasada. El de la Fuensanta ha llegado al inicio de la autovía. Defiende, sube hasta el final innumerables veces y coloca centros que terminarán por ser entendidos por los suyos. Por si fuera poco, anoche volvió a marcarse dos jugadas, con regates incluidos, que de

muestran que su techo sigue estando lejos. Pero los dos amigos que ambos tienen por delante es en donde destaca sobremanera este Córdoba a lo largo de este primer tercio de competición y sobre lo que se sustentó el triunfo de anoche, ante el Alcorcón.

Borja García aún sigue siendo el verso suelto en la poesía que representa por momentos este Córdoba. Pecados de juventud que, en ocasiones, se convierten en bendiciones para el equipo, palabra que no le vendría mal repetirse en alguna que otra ocasión. El madrileño se ha convertido en el máximo goleador de un conjunto en el que "todos han de marcar", como exigió su técnico desde el pasado verano. No existe la perfección, y la tara del número 10 cordobesista reside en no comprender del todo que la gran calidad técnica que atesora se muestra de manera exponencial cuando la combina con otras individualidades. Lo que Valdano llamó asociaciones . Si las buscara con más ahínco... no estaría en el Córdoba. Pero con el interior es solo cuestión de paciencia, porque con solo 20 añitos todo lo que tiene por delante es bueno. Ayer, y no solo por los dos goles, volvió a ser un problema para la defensa rival y un importante pilar para los suyos.

Pero si hay una persona, un jugador que resume todo lo anterior es José María López de Silva, que junto a Hervás es la otra revelación. Futbolista dependiente de los ánimos del equipo. El termómetro del grupo. Si él está bien el Córdoba está bien y viceversa. Y el onubense demostró anoche, una vez más, que este equipo está cogiendo velocidad de crucero. Que no necesita hacer ya grandes alardes en ataque, acumular tropecientas ocasiones, desesperarse por no ver cómo no se traduce en números lo que ocurre sobre el campo. Que comienza a ser paciente, perseverante, solidario... Y que deja para el final, en una demostración palpable de la superioridad sobre el rival, la nota más bella en lo que se lleva de temporada. Eso fue lo que ejecutó López Silva, que cogió un balón en la perpendicular, en línea de tres cuartos después de que el Alcorcón hubiera ajustado algo el marcador (2-1). El cordobesista se enfrentó a Agus (pasado y futuro blanquiverde cara a cara) y el primero no tuvo compasión: doloroso caño para la autoestima del central manchego. Luego, se fue hacia el borde del área y al ver a Babin y a Angel Sánchez que reducían espacios se inventó un toque sutil, precioso, muestra de autoconfianza, para superar a Manu Herrera, que estaba a unos 20 metros, para superarle por alto. Algunos pañuelos blancos en El Arcángel, sobre todo en el fondo norte, y partido cerrado (si no lo estaba ya antes) después de un encuentro del Córdoba tan bello como eficaz. Sin un vendaval de ocasiones. Detalle de equipo maduro. Y eso es más importante de lo que parece.

- Ficha técnica:

3 - Córdoba: Alberto García, Fernández, Gaspar, David Prieto, Fuentes; Borja García, Hervás, López Garai (Alberto Aguilar, m. 61), López Silva; Charles (Balsas, m. 87) y Patiño (Carlos Caballero, m. 71).

1 - Alcorcón: Manu Herrera; Expósito, Agus, Babin, Ángel Sánchez; Saúl, Rubén Sanz, Abraham, Carlos Martínez (Fernando Sales, m. 54); Borja (Oriol Riera, m. 54) y Quini (Miguélez, m. 62).

Goles: 1-0, m. 27: Borja García; 2-0, m. 47: Borja García; 2-1, m. 78: Saúl; 3-1, m. 85: López Silva.

Árbitro: Piñeiro Crespo (Comité Asturiano). Amonestó a los locales López Garai y Javi Hervás, y a los visitantes Expósito, Babin, Agus y Borja.

Incidencias: Partido de la decimocuata jornada de Segunda División disputado en El Arcángel ante unos 5.500 espectadores.