El promedio de máximo rendimiento de un jugador es de unos cinco años. Los últimos estudios dicen que a partir de explotar al jugador cinco años consecutivos al máximo nivel sus capacidades físico-mentales (toma de decisiones) las va perdiendo paulatinamente, especialmente en su capacidad de respuesta, física e incluso tiende a perder ilusión y falta de atención y concentración en su trabajo.

Si hacemos una comparativa de rendimiento y permanencia en sus cargos con los entrenadores entre las principales ligas europeas podemos comprobar que el jugador puede sobrevivir de manera permanente durante muchos años, aunque baje su rendimiento, y sin embargo el entrenador no tiene prácticamente margen para el error. Las estadísticas nos dicen que los entrenadores tienen, en general, una media de duración en sus cargos de 792 días en la Premier, 691 días en la Bundesliga, 488 en la liga BBVA, similares en la liga Adelante y, 480 en la Serie A. Esta media de duración ha ido creciendo en negativo a partir de las inversiones en clubs de empresarios no nativos en diferentes ciudades. Entienden su inversión como un negocio más, en el que al final del ejercicio deben sacar beneficios. En la mayoría de los casos no entienden su cultura de club o sentimiento, sino de negocio.

¿Y los técnicos de fútbol? Posiblemente sean como una serie de mecánicos que van de plaza en plaza con sus propias herramientas de trabajo con la única intención de ir ajustando y reparando al mismo tiempo cada avería que aparezca, tanto en el terreno de juego, vestuario e incluso en el entorno que le rodea cada día. Si en el fútbol moderno al jugador hay que enseñarle y acostumbrarlo desde pequeño a pensar antes que recibir el balón y tener una solución antes incluso de realizar un control orientado, el entrenador tiene que pronosticar, intuir, programar, comunicar y entender que el fútbol es como un laboratorio abierto permanente en el que siempre debe estar atento, debe captar las novedades, los cambios, los avances que aportan las nuevas tecnologías y estar en continuo reciclaje para ir adaptándolo lo antes posible a la cultura y filosofía de juego que intenta implantar en su equipo. De lo contrario, posiblemente el tiempo vaya devorándolo poco a poco y se quede en el paro, en el ostracismo y el olvido de todos.

El fútbol es un juego universal y el entrenador tiene que adaptarse a diferentes culturas y organización en diferentes países. Por ejemplo, en Inglaterra el entrenador que su equipo juega en casa, una vez cumplidos sus compromisos habituales (prensa, jugadores, etc...) se reúne en su vestuario con el técnico del equipo rival, que está acompañado por su equipo de colaboradores e incluso a veces familiares, con el objetivo de generar un ambiente de cordialidad, intercambio de opiniones sobre el partido y sobre conceptos a mejorar, ponencias recientes, nuevas tecnologías para evolucionar, etc... El clima es muy bueno y se contribuye a aliviar las tensiones y en dar ejemplo al resto de compañeros, especialmente para los que están empezando. No se suele dar ninguna entrevista para televisión en directo después de un partido, de forma que el entrenador no se somete a preguntas y a discusiones en la que la tensión es alta. En Francia sí existe el directo posterior al partido, lo hacen mediante una conferencia general en la que los periodistas no pueden intervenir, con el objetivo de que no haya debate. En Italia, sin embargo, el entrenador debe estar disponible para dar diferentes entrevistas después de cada partido. Tarea en la que el mensaje debe ser claro y conciso en toda su exposición, de lo contrario podría generar confusión en diferentes sectores de seguidores o adversarios.

En situaciones difíciles, ¿qué suele prevalecer sobre la toma de decisiones de un entrenador? Para ganar al equipo rival el entrenador debe tener diferentes alternativas y soluciones para anticiparse al problema, lo que ocurre es que en todo ese proceso aparece el estrés, que es fundamental, es el arma que te hace actuar ante una inminente amenaza. Sin embargo, el estrés que padece el entrenador depende de la forma como interprete dicha información. Por ejemplo, para el entrenador del Córdoba CF, intentar conseguir la clasificación para disputar una fase de ascenso puede ser una amenaza para su ego y su futuro profesional en caso de no conseguirlo, al igual que puede tomárselo como una oportunidad de aprendizaje y un reto. Todo depende de la lente con que se mire, por lo que siempre los factores estresantes son relativos. Se compite cada fin de semana, motivo por el cual el entrenador no tiene tiempo para reparar su organismo de antivirus y puede terminar sufriendo de estrés. Este es el caso de dos entrenadores de fútbol americano que tuvieron que ser atendidos por problemas de salud relacionados con su actividad profesional. A veces es bueno confiar en el instinto y la sensibilidad de la persona.

Decía un entrenador: "La profesión de entrenador es la mejor del mundo; es una pena que haya partidos los domingos".