Estaba algo cabreado («al final, en el momento de hacer el tiempo, había mucho tráfico»), pero acabó el test con Red Bull del martes con el objetivo cumplido: no estrellar el coche, algo en lo que sí incurrió el que será su compañero en Toro Rosso el próximo año, el jovencísimo Max Verstappen, de solo 17 años. La escudería de Faenza procederá al anuncio oficial en breve, puede que en horas, como mucho en días. Todo está atado, pero Carlos Sainz Jr. no lo puede decir.

Daniel Ricciardo le prestó unos guantes y a su ingeniero de pista, Simon Rennie, para completar un centenar de vueltas. No le gustaban sus cronos, pero tras reunirse con los ingenieros, sonrió. "Están contentos", dijo satisfecho. El coche estaba capado porsiaca. "Carlos ha hecho un gran trabajo y nos ha suministrado mucha información", dicen los técnicos. "He sido él que más he trabajado en el simulador durante todo el año", cuenta orgulloso. Carletes ha madurado mucho desde la primera prueba con Red Bull en Silverstone del año pasado. "Soy mucho más completo y maduro. Ya no hay nervios en la reuniones", asegura el joven.

Y eso se lo ha currado el solito. "Mi padre nunca me ha dado consejos de pilotaje, ¡ni uno solo! Cree que, o aprendes por ti mismo, o tienes la velocidad y el talento, o de nada sirve este o aquel consejo", asegura. "Eso sí, me dice cosas sobre cómo trabajar con el equipo, con los medios de comunicación…". Y de buen rollo, apenas hay broncas. "Las que han habido ha sido porque me duermo y llego tarde".

El campeonísimo de rallys, nada que ver con la F-1 y su tremenda velocidad, le acompaña desde las carreras de karting, y eso fue un hándicap. En las carreras en España, todos querían ganarle y echarle de la pista. "Solías oír ‘ese es el hijo de Sainz’, y todo el mundo iba a por mí, pero eso me hizo más fuerte, me curtió". Su apellido ha sido más un hándicap que una ayuda. "Cuando me fichó Red Bull tenía 15 años y ¡ya ves lo que les importa que te apellides Sainz!"

Un título para Red Bull

Desde entonces ha progresado dentro del Junior Team: F-3, F-BMW, GP3 y, finalmente (2014), las World Series, con título incluido. La primera vez que un chico del programa Red Bull logra lo que se les escapó a los Ricciardo, Sebastian Vettel y compañía. "Ha sido un año pletórico, pero durísimo, interminable. Hay mucho trabajo detrás de este título". Red Bull no tiene piedad de nadie, es una trituradora de jóvenes valores. "Es terriblemente duro, pero lo entiendo, tienen derecho a ello. Invierten muchísimo dinero en ti, pero no saben si vas a llegar a ser bueno. Solo sobreviven los mejores y, cuando no les gusta lo que haces, te echan sin ninguna piedad".

Se ha forjado un carácter rocoso, ahora cumple la ilusión que nació en él a los cinco años. "Tengo gasolina en mi ADN, pero los ralis nunca me llamaron la atención. Yo me levantaba a las cuatro de la mañana para ver a Fernando Alonso en Melbourne. Era mi ídolo".

Lo tiene tan claro, que ya sabe cómo será su casco: "Tengo que adaptar el rojo al granate del equipo, pero no faltará el apoyo a Jules Bianchi, al gran Schumi, el lazo de María de Villota y una bandera de España bien grande, porque, cuando llegas a la F-1, sabes que estás representando a un país entero".

Su número será el 55

Incluso ha pensado mucho en su número. "Lo he estado pensando. Mi número favorito es el 19, pero lo lleva Felipe Massa, así que cogería el 55. Me gusta mucho el 5; de hecho, después del 19, cogería el 5, pero lo tiene Vettel, y he visto que el 55 no está cogido… Además, cuadra mucho con mi nombre, con las dos S de Carlos Sainz, y quedaría un buen mix ahí, entre letras y números, el 55". Carletes lo tiene todo a punto. Hasta el número. Solo resta que se produzca el anuncio. El francés Jean Éric Vergne se despidió ayer de Toro Rosso. Y ese es el volante que cogerá Sainz.