Con la lección bien aprendida, sabiendo el discurso que tenía que soltar. Cuando Jorge Romero, el entrenador del Córdoba B desde hace tres jornadas, salió ayer a sala de prensa, sabía que se le iba a preguntar por el lío de su ficha de entrenador y ya sabía lo que tenía que decir. «No sé muy bien qué pasa en ese sentido. Me dedico a lo que puedo mejorar (en referencia al equipo, a lo deportivo, a lo que está haciendo bien y, por lo pronto, el filial no conoce la derrota bajo su mando). Y lo otro, que se encarguen los otros». El caso es que el Córdoba B lleva ya tres semanas consecutivas sin presentar ficha de entrenador ya que Romero estaba inscrito en el cuerpo técnico del primer equipo, con lo que el club se corre riesgo de ser sancionado.

En cualquier caso, la típica respuesta que siempre da el club, echar balones fuera, cuando no es directamente la callada.

Pero, en fin, en lo deportivo, donde Romero tiene más mando en plaza, el filial visita la Nueva Condomina, el campo en el que se encarriló el ascenso. «Son exigencias que nos permite la categoría en la que queremos seguir estando. Enfrentarte a un equipo tan bueno, en un campo tan importante y con tanta gente».