POSITIVO

Tocó cara de nuevo

A pesar de su irregularidad, Oltra ha seguido dándole confianza a Razak. El ghanés es un portero muy atípico, en un mundo --el de la portería-- en el que pocos 'normales' hay. Un tipo que cae bien, sólo hay que ver la sonrisa que mostraba cuando despejó con el pie, fuera de su área, a córner el domingo en el Heliodoro. Logra sobresaltar más de un corazón, pero lo cierto es que, dentro de esa irregularidad, Razak continúa respondiendo. En Tenerife salvó claramente de la derrota.

No confiaban mucho en él

Cuentan las malas lenguas --o no tan malas-- que tras su debut en Primera, alguien de peso en el club comentó sobre él en el antepalco que "es muy malo". Anotó cinco goles en la máxima categoría y se ha convertido en el gran argumento de este equipo (ver página 36). Sus goles representan el valor seguro de este Florin Andone que, además, consigue que el equipo transmita la sensación de que no está metido en la cueva. Ahora se le cuida: como goleador y futuro ingreso económico.

La entrega del grupo

En el análisis del escaso juego pocas veces se puede señalar a los jugadores. El club ha conseguido esta temporada, de manera mayoritaria, un grupo no sólo comprometido, sino solidario, con entrega y además que parece llevarse bien en líneas generales. Pero esas cualidades, siendo buenas, no sirven para lo que ocurre en el césped. Hace falta fútbol. La Liga no premia a los que son más amigos o mejor se llevan, sino a los que suman más puntos.

NEGATIVO

Ni velocidad ni intensidad

Más allá del juego o de la ausencia de éste, lo que entristece y preocupa de la primera parte en el Heliodoro es la lentitud en las reacciones del equipo en general y de la falta absoluta de intensidad. Pareció más una afectación psicológica por la abrumadora superioridad en ambos conceptos del rival. El Tenerife, además, demostró que hasta con el presupuesto más bajo, con bisoñez y ahogado por la tabla, se puede jugar al fútbol. Y bien, como le demostró al Córdoba.

'Mejoría' más que engañosa

Hablando de intensidad y velocidad, era más que previsible que el Tenerife bajara el ritmo en la segunda mitad para intentar, si el marcador lo requería, un arreón final. De ahí vino esa supuesta mejoría del Córdoba, que sólo pudo aprovechar ese bajón chicharrero de forma individual y con nombre y apellido: Florin Andone. Un ejemplo de la diferencia en ambas partes: el 'protagonismo' --ahí sí-- de Razak en el primer acto y la nula aparición de Dani Hernández en el segundo.

Aguanta la individualidad

Esa necesidad de apuntes individuales por la ausencia de un patrón consistente en lo colectivo también parece diluirse. Ríos se encuentra lesionado y ya marcó una línea descendente antes de su baja. Fidel se mantiene, aunque con su punto de irregularidad. Markovic también ha ido trazando una leve cuesta abajo que ha dado opciones a Víctor Pérez. Se mantienen Razak y Florin, otrora puestos en duda en el propio club y hoy soluciones llegadas desde muy lejos.