Mientras Valentino Rossi vivía una amigable resaca con sus amigos de la tribù dèi chihuahua en el lujoso hotel Hyatt, de Doha, donde celebraron hasta altas horas de la noche su victoria 109ª en 20 años de Mundial, Marc Márquez, «un auténtico enfermo de la perfección», según miembros de su equipo, repasaba en una de las cafeterías del nuevo aeropuerto de la capital catarí la carrera, vuelta a vuelta, con su esparrin personal, José Luis Martínez, especialista en motocrós y campeón de España de MX2 en el 2011. Con el móvil apoyado en una taza de café con leche, Marc y José Luis repasaban lo bueno y malo de un gran premio en el que el tetracampeón deCervera acabó aceptando como buena («cuesta, es duro, pero hay que admitirlo») la quinta plaza y los 11 puntitos, «que no están mal».

Vale dijo que hubiese derrotado a Márquez «incluso si no hubiera cometido el error en la primera curva, que le retrasó hasta la 17ª posición». «¿Eso ha dicho Vale? Bueno, no sé, parece tenerlo muy claro, pero no lo sabremos nunca. Habrá más batallas para medirnos», dijo Márquez, que añadió: «La verdad es que se ha merecido la victoria, pues ha estado bárbaro». Cuenta que el triunfo del Doctor en Doha empezó a fraguarse nada más llegar al circuito deLosail, el mismo domingo, cuando varios miembros de su equipo lo recibieron al grito de: «¡Ha vinto la Ferrari, tocca a te!» «Y yo pensé: fácil, ¿no?», recuerda Rossi, que, a través de Sky Italia, superó en audiencia la victoria de Sebastian Vettel en Malasia.

Cuando Rossi, que el domingo recibió la felicitación de Matteo Renzi, primer ministro italiano, ganó su primer gran premio (1996), Márquez tenía tres años. «Me hubiese encantado que la aparición de Marc en el Mundial me hubiera pillado con su misma edad», reconoce el Doctor, que admira la determinación y el arrojo del tetracampeón, que no cesaba de agitar sus brazos y menear el cuerpo sobre la silla del bar del aeropuerto de Doha como si estuviese sentado sobre suHonda. Marc lamenta que su error contribuyera a que, por vez primera en los últimos 10 años, no hubiese españoles en los nueveescalones del podio del Mundial. «Eso lo arreglamos en Austindentro de 15 días. Yo, por lo menos, lo tengo fácil: será suficiente con ir con cuidado en la primera curva».

Pasión por las carreras

Ni que decir tiene que cuando Rossi, que en el podio duchó a su técnico con cava Freixenet Aishal sin alcohol (así es Catar), dejó el hotel Hyatt estaba eufórico. A sus 36 años ha iniciado su 20ª temporada venciendo y liderando el Mundial de MotoGP , cosa que no ocurría desde hacía cinco años. «Me siento genial. ¡Amo este trabajo con pasión! Estoy convencido de que, con una vida sana y entrenamiento, seguiré corriendo hasta los 40 años. Esto no es atletismo, aquí la diferencia la marca la motivación y la concentración».

Llaman a embarcar. El vuelo 141 de Qatar Airways está a punto de salir. Hay cola. Va lleno. Marc pide un minuto. Está en la última vuelta. Él ya ha desistido y se ha conformado con 11 puntitos. «Pero quiero ver ganar a Vale, aunque hubiese preferido que vencieseDovizioso, pues Rossi es un rival peligrosísimo en la lucha por el título».